Educación para la feligresía y segregación en las aulas (y II)


SEGREGACION-1La historia no se repite, simplemente no cambia,
son las personas que se acercan a ella las que descubren como nuevo aquello que no ha dejado de estar ahí, aunque es cierto que no siempre con la misma visibilidad.

Mucho de lo que está pasando tiene que ver con el posconservadurismo y el posmachismo, un día me detendré más despacio en ellos, pero hoy sólo me centraré en dos de sus  principales características: la aparente neutralidad y el cientificismo

Los planteamientos que se hacen desde estos nuevos púlpitos laicos parten de la base de que todas las propuestas e iniciativas que se han realizado para modificar las referencias tradicionales, nacen de ideologías cerradas y limitadas que quieren imponer sus valores a toda la sociedad en contra del orden establecido, que es presentado como neutral y descargado de ideología, de ahí que a lo de los demás lo llamen adoctrinamiento y a lo suyo educación. Pero como este planteamiento es limitado y choca frontalmente con posiciones socialmente aceptadas (matrimonio entre personas del mismo sexo, políticas de igualdad, lucha contra la violencia de género sin culpabilizar a las mujeres ni presentarlas como autoras de denuncias falsas, nuevos modelos de familia, utilización de anticonceptivos, recurso a técnicas de reproducción asistida, aborto, nuevas formas de vivir la sexualidad…), se recurre al cientificismo, es decir, a la utilización de datos e informaciones provenientes de trabajos científicos o pseudo-científicos para, de este modo, justificar sus planteamientos. Algunos de estos ejemplos de manipulación lo tenemos en afirmaciones como “el 70% de las sentencias por violencia de género no son condenatorias, lo cual significa que el 70% de las denuncias son falsas”, “el 80% de la sociedad está a favor de la custodia compartida, por lo que el 80% de la sociedad está en contra de otros modelos de custodia y a favor de la compartida en cualquier circunstancia”, o hace tan sólo unos días con las declaraciones del congresista Todd Akin al afirmar que “como en la mayoría de las violaciones no se produce un embarazo, el hecho de que la mujer esté embarazada demuestra que no se ha producido una violación”. Casi siempre actúan del mismo modo, se trata de coger un dato aparentemente científico y darle una interpretación interesada para justificar sus planteamientos, otras veces el propio estudio ya parte con el sesgo de la ideología, pero el resultado es el mismo. Es la forma de proceder desde el posconservadurismo y su “neoadoctrinamiento”.

La propuesta y defensa de segregar a niñas y niños en las escuelas, y de hacerlo con dinero público entra de lleno en esta estrategia, incluso muchos la intentan presentar como un nuevo descubrimiento capaz de resolver todos los problemas que existen en la sociedad. Sin embargo, algunos olvidan que la canción de “los niños con los niños y las niñas con las niñas” no es nueva, y que venimos de un modelo educativo donde la separación de niños y niñas era lo habitual, por eso han cambiado de táctica y han pasado a  utilizar los razonamientos posmachistas del posconservadurismo.
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Los planteamientos para defender la segregación en la educación parten de dos grandes argumentos, por una parte los científicos, y por otra los formales o legales, pero en verdad ambos son parte de la manipulación.

1. ARGUMENTOS CIENTÍFICOS

El razonamiento es superficial y lineal, de ahí que aparezca tan obvio: Se recurre al dato científico de que el cerebro femenino evoluciona de manera distinta al masculino, especialmente en lo referente al lenguaje, a la expresión de las emociones y a la audición, y que todo ello repercute en el aprendizaje, y a partir de ahí se dice que es mejor educar separadamente a niños y niñas. El mayor defensor de estas propuestas es Leonard Sax, médico y psicólogo estadounidense, que curiosamente ha montado todo un negocio alrededor de la educación diferenciada para niños y niñas. Esto no es un problema en sí mismo, salvo por los estudios y trabajos verdaderamente científicos que critican sus conclusiones y propuestas, entre los que destacan los realizados por Mark Liberman, profesor de Lingüística y Ciencias Informáticas de la Universidad de Pennsylvania. Estos estudios han demostrado que las informaciones de Sax no se sostienen desde el punto de vista científico, y que los trabajos que defienden la separación de niños y niñas no se han diseñado teniendo en cuenta las diferentes variables que influyen en el aprendizaje, ni han sido realizados sobre una muestra amplia y adecuada. Cuando se han llevado a cabo siguiendo el método científico han  concluido que las diferencias que aparecen en los distintos grupos son interindividuales, no intersexos. Es decir, demuestran que las distintas personas, con independencia de si son niños o niñas, poseen características diferentes y siguen un ritmo de aprendizaje variable, pero no que dichas diferencias se deban al hecho de pertenecer al grupo de las niñas o de las niños.

Las diferencias existentes entre niños y niñas (anatómicas, funcionales, neurológicas, conductuales…) no son suficientes para establecer una distinción entre niños y niñas, tampoco para justificar la segregación en las aulas, y menos aún pueden considerarse de manera aislada a los factores sociales y culturales, que son las que le dan significado y los que permiten dirigir el comportamiento de chicos y chicas de manera distinta.

Los razonamientos de Leonard Sax y la justificación para segregar a niños y niñas, como podemos comprobar, no se sostienen desde el punto de vista científico.

2. ARGUMENTOS FORMALES

El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, y el ministro Wert como máximo responsable,  se agarran a la Convención de la UNESCO para defender la educación segregada, al recoger en su artículo 2 que esta práctica no debe considerarse como discriminación. El debate puede ser largo y extenso, pero desde el Ministerio no tienen en cuenta un par de detalles. Por un lado, puede haber coincidencia en que no sea discriminatoria si se garantiza el acceso en igualdad a la educación y si la segregación parte de una decisión particular de las familias dentro de un marco educativo general, que impida que cualquier niño o niña pueda verse afectado por no poder acceder en igualdad a la educación, como consecuencia de la existencia de colegios o aulas segregadas. De hecho nunca se ha prohibido en España ni se ha planteado suprimirla, lo que se plantea es que si se trata de una decisión particular que no tiene ventajas formativas, como han demostrado los estudios, y en cambio sí puede influir en la convivencia, no sea sufragada con el dinero público, máxime cuando en los colegios de educación segregada, más que en el aprendizaje académico, en lo que se insiste es en la transmisión de unos determinados valores, ideas y creencias, totalmente respetables en una democracia, pero ajenos a lo que desde los presupuestos del Estado se debe promover

Por otro lado, lo que olvida el Ministerio y el ministro es que la Convención de la UNESCO, al hacerse desde Naciones Unidas debe tener en cuenta la situación de la educación a nivel global. Y la situación a lo largo y ancho del planeta  muestra que en determinadas culturas, y debido a la influencia de algunas religiones, la única forma de permitir el acceso a la educación de las mujeres es a través de su separación en aulas o colegios diferentes. Naciones Unidas no puede dificultar la educación sobre una cuestión que necesita del primer paso de la escolarización, puesto que el resultado ya es conocido: Las niñas no accederían a la escuela. Que este argumento sea utilizado por el Gobierno de España en 2012 resulta bastante pobre y preocupante.


SEGREGACION-3Como se puede observar no hay razones serias para mantener la segregación en la educación con dinero público, salvo las que legítimamente parten de la ideología y las creencias. Por eso sorprende que desde las posiciones que menos han hecho por promover la Igualdad y acabar con la situación de discriminación social de las mujeres, que manifiestan que no deben ser ellas las que decidan sobre las cuestiones que le afectan de manera íntima, personal y directa, que históricamente han pedido paciencia y resignación para afrontar los problemas que le afectan, que en muchos casos han retrasado la solución de esos problemas a otra vida… ahora defiendan la segregación por el bien de las mujeres, para que las chicas no se vean lastradas por el retraso en el desarrollo de determinadas capacidades de los chicos, y para que estos no se sientan acomplejados ante el avance de ellas. No es muy coherente, y cuando la coherencia está ausente la duda se convierte en sospecha.

La idea de mujer como complemento del hombre y volcada al cuidado a través de los roles de madre, esposa y ama de casa, como decíamos en el post anterior, podrá hacer de ellas muy buenas feligresas, pero la ciudadanía se vive en términos de derechos, y estos han de ser iguales para hombres y mujeres.

 

7 thoughts on “Educación para la feligresía y segregación en las aulas (y II)

  1. EMILIO VS. SOFÍA
    DIARIO CÓRDOBA, 27-8-2012
    Seguramente el ministro Wert ha tenido entre sus lecturas veraniegas algún que otro libro de María Calvo. En ellos, la profesora de la Carlos III defiende la educación diferenciada partiendo del presupuesto de que hombres y mujeres nacemos con condiciones, capacidades y habilidades distintas. Sus posiciones llegan al extremo en La masculinidad robada , en la que sostiene que en la actualidad los hombres estamos siendo feminizados, lo cual frena nuestro “impulso biológico hacia la cima de la jerarquía” y resta posibilidades a la acción y el movimiento que reclaman nuestro cuerpo y nuestro cerebro. A ello suma perlas tan peligrosas como que “la violencia masculina no es algo malo per se”.
    Estos argumentos parten del presupuesto de que “los niños y las niñas nacen con unas tendencias e inclinaciones innatas debidas a la marca biológica que las hormonas imprimen en su cerebro y en todo su ser y que afectarán posteriormente a sus preferencias, aptitudes, intereses, formas de socialización, a su afectividad y sexualidad, en fin, a su forma de ver y vivir la vida”. De esta forma, las llamadas tesis biologicistas, que acaban por ejemplo reduciendo la violencia masculina a una cuestión de testosterona, justifican un neomachismo que enlaza con el que durante siglos ha marcado una diferenciación jerárquica entre hombres y mujeres. Y lo hacen sin tener en cuenta de qué manera los factores sociales y culturales condicionan nuestra identidad. Es decir, olvidando que, al margen de los muy discutidos condicionantes biológicos, somos socializados de acuerdo con unos patrones que han servido para mantener el estatus privilegiado de los varones. Es lo que trata de explicar la tan vapuleada perspectiva de género que analiza críticamente cómo la cultura nos hace hombres y mujeres de manera distinta, confirmando así la célebre sentencia de la Beauvoir: la mujer( y el hombre añado yo) no nace, sino que se hace.
    No cabe duda de que durante siglos la escuela contribuyó a mantener esa distinción entre lo masculino y lo femenino. No hay más que releer el Emilio de Rousseau o recordar experiencias tan cercanas como la franquista. De ahí que una de las grandes conquistas de la democracia haya sido, al menos en teoría, una escuela pública basada, entre otros principios, en el de no discriminación por razón de sexo. Un principio que obliga a contrarrestar los factores culturales que provocan desigualdades, así como a fomentar la ruptura de las fronteras entre lo público/masculino y lo privado/femenino, así como la asunción de unas pautas que hagan posible la convivencia democrática y en su caso la gestión pacífica de los conflictos.
    Dicho esto, es obvio que la educación diferenciada es una opción ideológica más, como puede serlo la marcada por una religión o por cualquier otro tipo de cosmovisión. Una opción cubierta por la libertad de enseñanza que garantiza la CE. Cuestión distinta es que los poderes públicos estén obligados a sostener unas escuelas que contradicen los valores constitucionales y, de manera específica, nuestro modelo educativo. De la misma forma que resulta muy discutible que apoyen económicamente centros con idearios marcados por religiones que discriminan a las mujeres. El gran problema de fondo, además de la incompleta transición al Estado laico que muchos soñamos, radica en una política de conciertos que fue auspiciada por el socialismo gobernante y siempre tan cobarde ante la opción más sensata: escuela pública sostenida por los poderes públicos y privada mantenida por los padres y las madres que opten por ella. Sin terrenos intermedios tan dados a la controversia y campo abonado para las “traiciones constitucionales”. Ello habría evitado problemas como el que ahora vuelven a generar los que añoran que los chicos sean educados como Emilio y las chicas como Sofía. Una añoranza que no debería subvencionar un Estado que dice creer en la igualdad real de hombres y mujeres

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  2. Darle una apariencia “científica” mediante el uso de un lenguaje aparentemente científico a cualquier barrabasada, desde las estupideces sobre extraterrestres hasta los científicos de pega con sus batas blancas en los anuncios de lavavajillas es una lacra más de las muchas que nuestra sociedad tiene que soportar. Como la ciencia tiene prestigio, pues si intentamos colar alguna imbecilidad, le damos un barniz pseudocientífico y andando. Nada nuevo bajo el sol.

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  3. Sólo se me ocurre una razón por la que pueda merecer la pena segregar las aulas, que es en circunstancias en las que hay un machismo de tanto calado que es necesario separar a las niñas para poder enseñarles sin interferencias, sin que sus compañeros varones les hagan la vida imposible. Aunque, ahora que lo pienso, tal vez a los que habría que segregar en este caso sería a quienes quieran impedir un normal desarrollo educativo, no a quienes lo padecen.

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  4. Separar a los niños de las niñas en las clases me parece que tiene bastante sentido común, yo estudié en un colegio mixto y lo habría agradecido. Ya veo que hay estudios científicos para todos los gustos pero insisto a mi mi experiencia me dice que es muy positiva.
    En estos colegios (al menos los que yo conozco) la educación es la misma, son exigentes academicamente, por supuesto que los contenidos de las materias son los mismos. No se en qué son anticonstitucionales.
    Y el tema del uso de fondos publicos. Yo creo que habría discriminación si no estuviesen ligados uno de chicos a uno de chicas, es decir si yo tengo una hija y no puedo optar a esa educación porque se ha dado el concierto a uno de chicos. Es decir que cada concierto acoja a dos colegios para que todos puedan optar.
    Por lo demás no se porque no puede haber colegios de este tipo en los que el Estado pague una parte . La educación es responsabilidad de los padres (esto si es constitucional) y el acuerdo al que hemos llegado es que la educación sea gratuita (no publica). Por tanto yo que pago impuestos como cualquier otro, tengo tambien derecho a que la enseñanza de mis hijos sea gratuita (como mínimo que el Estado se gaste en la educación de mis hijos lo mismo que se gasta en la de los demás, aunque en realidad en los concertados se gasta menos y tenemos que completarlo los padres).
    Esto no quita para que yo crea que deba haber una enseñanza pública de calidad, por supuesto.
    En resumen, un poquito de libertad, por favor, que somos ya bastante mayores todos . 😉

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