“Matcho point”

MATCHO POINTEs curioso que un deporte como el tenis, en el que al empate lo llaman “iguales” (“15 iguales”, “30 iguales” o “40 iguales”), luego sea tan desigual y machista dentro y fuera de las pistas.

Hace unos años, ya hubo una polémica importante al cuestionar que en los grandes torneos de tenis la competición femenina recibía menos premios que la masculina, y también entonces se dieron argumentos aparente neutrales y objetivos. Se dijo que las mujeres jugaban a 3 sets mientras que los hombres lo hacían a 5, y que por tanto “trabajaban” menos, que los hombres generaban más audiencia, que en el lado masculino había más competitividad… Toda una serie de razones cargadas de una aparente inocencia para defender la evidencia de que los hombres eran más valorados y reconocidos que las mujeres, planteamiento, ¡oh casualidad!, similar al que se utiliza hoy día en la sociedad para justificar la brecha salarial que existe entre hombres y mujeres.

Curiosamente, a la hora de premiar a los hombres en esos torneos no se hacía una valoración del número de juegos o sets jugados para ver quién había trabajado más, ni se medían las audiencias para corregir al alza o a la baja el premio, ni tampoco se reducía la cantidad a percibir si la competición había sido menos reñida que otros años… Cuando se vino abajo toda esa argumentación, no tuvieron más remedio que aceptar que se trataba de una discriminación, y corrigieron la situación.

Ahora la Federación Española de Tenis ha decidido que Gala León sea la capitana del equipo masculino de Copa Davis, y la reacción no se ha hecho esperar. De manera inmediata han surgido críticas sobre su idoneidad basadas en el hecho de que es una mujer, ni siquiera han tenido el detalle de cuestionar a la Federación, o lo han hecho de forma secundaria. Sorprendentemente, estas críticas han venido de grandes deportistas y profesionales, por supuesto hombres, revestidas también de una aparente neutralidad y objetividad. Primero se recurrió al argumento fácil del vestuario y de la desnudez de los cuerpos, después a la incomodidad de hacer ciertas necesidades fisiológicas cerca de anatomías diferentes, se llegó a hablar incluso de las toallas como un problema, quizás recordando a Pujol ante la visita a la caseta de Doña Sofía en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica. Pero como se veía que con todas esas razones, por más que se justificaran, quedaba muy evidente el machismo subyacente, se ha intentado corregir el planteamiento sin renunciar a su crítica esencial: el hecho de que una mujer sea la capitana.

Ahora se dice que no está preparada, que no tiene experiencia, que no conoce la competición masculina, o que hay hombres que han sido número uno del mundo que podrían ser los capitanes… En definitiva, lo que dicen esas críticas es que “por mujer o por incapaz”, algo que para muchos es lo mismo, Gala León no debe ser la capitana.

Se olvidan que el anterior capitán, Carlos Moyá, número uno del mundo, ha llevado al equipo español al nivel más bajo en muchos años, o que otros tenistas que han sido capitanes del equipo español, como Juan Avendaño, ganaron la Copa Davis sin ser jugadores de alto nivel (su mejor puesto en el ranking fue el 134). El mismo Toni Nadal, que ha sido uno de los que ha expresado públicamente estas críticas, tampoco era muy conocido para ser el entrenador de un jugador tan bueno y con tanto potencial como era Rafael Nadal, y nadie lo cuestionó. También olvidan que en el deporte no es ninguna garantía ni hay relación directa entre la calidad como jugador y su competencia posterior como entrenador; tenemos ejemplos cercanos como el de Maradona en el fútbol, y también en sentido contrario, como ocurre con José Mourinho, que siendo un jugador normalito está considerado uno de los mejores entrenadores. Aunque para muchos todo se reduce a que en todos esos casos los jugadores podían pasear desnudos por el vestuario en su presencia.

Lo que en verdad ha sucedido tras el nombramiento de Gala León, es que un mundo controlado y dominado por hombres ha retado a un partido a la Federación Española de Tenis buscando la “muerte súbita deportiva” de la capitana. Y lo que vemos ahora son los intentos desesperados de ganar el “match point” que está en juego, aunque deberíamos llamarlo “matcho point”, pues todo aparece con el olor cerrado y rancio del machismo que hay en algunos vestuarios.

Lo ocurrido no es nada nuevo, siempre sucede algo parecido, se comienza con un argumento claramente machista y después se va transformando en razones neutrales y objetivas junto al mensaje de “yo no soy machista, pero…” En ningún caso se renuncia a la crítica hacia la mujer por incapaz, por mujer o por las dos cosas.

Por eso nada dicen de otros casos en los que el entrenador de equipos femeninos es un hombre, como el de la selección española de waterpolo, la de balonmano o la de baloncesto, donde la argumentación sería la misma en sentido contrario, pero aquí no se ve la incapacidad, tampoco la incomodidad, ni mucho menos el problema de que el entrenador sea un hombre. Un hombre puede con eso y con más.

Todos los entrenadores y capitanes nombrados hasta ahora al menos han tenido la oportunidad de demostrar “lo malos que eran” y la razón que tenían sus críticos, a Gala León se le niega incluso esa oportunidad.

Pero todo esto tiene truco, a nuestra capitana ya la han sacrificado, y luego presumirán de la razón que tenían. ¿Creen ustedes que los jugadores del núcleo de Toni Nadal y los amigos de Ferrero, o de quien sea, se van a esforzar en las pistas para demostrar que estaban equivocados en sus críticas a Gala León y a la Federación Española de Tenis?

Pues eso, mientras Gala sirve para ganar, otros intentan restar…

¡Suerte y ánimo Capitana!

Gallardón y el largo y frío verano

GALLARDON-LARGO Y FRIO VERANOUna golondrina no hace verano, pero un proyecto de ley sí; al menos eso es lo que debe pensar el Ministro Ruiz Gallardón mientras deshoja las margaritas de su pensil: “Reforma del aborto sí, reforma del aborto no”; “dimisión no, dimisión sí”…

El Ministro de Justicia, allá cuando el estío se desvestía de julio, dijo que el proyecto de ley sobre la reforma del aborto se aprobaría antes de que acabara el verano, es cierto que mostró sus dudas sobre cuándo era ese momento, pero no vaciló en situarlo en la referencia estacional, nada de metáforas ni licencias poéticas para referirse al trayecto de su proyecto como una travesía en el desierto.

Ahora parece que el verano acaba en marzo, al menos ese es el tiempo que tiene, según algunas informaciones, para que se apruebe el proyecto de ley y poder tramitarlo antes de que finalice la legislatura. Por eso le queda por vivir un “largo y frío verano”, tal y como ha quedado en evidencia cuando tras sus palabras en la sesión de control del 17-9-14, su grupo apenas le ha dado el calor de los aplausos.

El Ministro continúa perdido entre lo divino y lo humano, y utiliza la moral que le dicta la fe para imponer a las mujeres una ley que les obliga a ser madres en caso de embarazos no deseados. ¿Qué dios o qué moral puede obligar a ello?…  Sólo quien ve a las mujeres como un instrumento para la maternidad las puede forzar en contra de su voluntad. Ni siquiera el nasciturus, como ha reconocido el Tribunal Constitucional, puede imponer su protección por encima de la madre.

Quizás por ello el Ministro juega con uno de los mitos tradicionales sobre las mujeres, ese que afirma que “las mujeres en realidad quieren decir sí cuando dicen no”; y que, por tanto, el problema se resuelve a base de insistencia… Sólo hay que insistir por encima de su voluntad, pues según esa idea, al final se darán cuenta de “lo equivocadas que estaban y de lo feliz que pueden ser en las nuevas circunstancias”.

Parece que para el Sr. Gallardón proteger a las mujeres es decidir por ellas, a lo mejor comparte lo de la “superioridad intelectual” que manifestaba su excompañero de Gobierno Arias Cañete, y con su ley busque una norma que permita ejercer ese paternalismo sin problemas. Pero actuar de ese modo, como le han dicho en el Congreso, es “legislar en contra de las mujeres”, pues significa hacerlo en contra de su libertad y de su dignidad. Y también es legislar en contra de los hombres que creemos en los Derechos Humanos, y que queremos la Igualdad como una de las referencias sobre las que articular la convivencia.

Por eso  sorprende que nadie, ni su ministerio ni ningún otro, haya planteado la solución al aborto por medio de la prevención de los embarazos no deseados a través de la educación sexual, ni quieran, tampoco, oír hablar de afectividad y sexualidad ni de nada parecido. Para ellos todo queda reducido a “pecado o delito”.

Lo que quizás no sepa el Ministro Gallardón es que el último informe global de la OMS sobre el aborto, realizado junto al Guttmacher Institute de Nueva York, concluye que el número de abortos en todo el planeta se ha reducido desde 1995 un 8’7%, y que esa disminución ha sido del 44’1% en Europa. Entre los factores que han facilitado ese descenso está el desarrollo de leyes permisivas con el aborto, puesto que lo que hacen estas normas es abordar el problema de los embarazos no deseados desde una perspectiva integral, no sólo mirando al resultado y quedarse en el “aborto sí, aborto no”.

Esa es la razón de que el informe también recoja que las legislaciones restrictivas con el aborto no se acompañan de una disminución del número de abortos, lo único que se modifica  es el lugar y las condiciones donde las mujeres abortan, y las consecuencias de esta inseguridad  sobre la salud de las mujeres. La situación llega a ser tan grave que el 4% de las muertes maternas se producen como consecuencia de abortos (inducidos y espontáneos),  lo cual significa que 70.000 mujeres mueren cada año en el mundo por abortos; una mujer cada 8 minutos.

No se puede defender la vida “en abstracto” sin que importe la vida de las mujeres, ni se puede pensar que los abortos disminuirán porque muchos de ellos se hagan clandestinamente o en clínicas de otros países, como ocurría en nuestro país al legislar sobre los supuestos que el Gobierno quiere devolver. Esconder los abortos bajo las alfombras de las estadísticas oficiales no resuelve el problema, además de ser inmoral.

Si el Ministro Gallardón y el Gobierno defienden la vida, respetan la libertad de las mujeres y quieren acabar con los abortos, como afirman, lo que tienen que hacer es mantener la actual Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo que impulsó la Ministra Bibiana Aído desde el Ministerio de Igualdad, y que hoy tanto apoyo “popular” tiene; y, además, lo que también deben hacer es dotarla de más recursos en toda su amplia parte preventiva.

El primer año de dicha norma, sin apenas  medios para poder desarrollarla adecuadamente, ha supuesto una disminución del 5% de abortos… Eso es defender la vida y respetar a las mujeres, y con ello defender la convivencia bajo la libertad y buscar una sociedad mejor para hombres y mujeres.