Las palabras del concejal de Vox de Albuñol (Granada), echando la culpa del asesinato sufrido a la propia mujer asesinada, es un paso más en la estrategia de la ultraderecha que resulta inaceptable en una democracia.
Literalmente dijo: “Estoy seguro de que él tiene la culpa. Estoy seguro de que ella tiene la culpa”… De manera que, una vez más, iguala a la víctima con su asesino, como ya hizo también cuando tras el homicidio de una mujer en Cortes de la Frontera (Málaga) y el posterior suicidio de su agresor, el portavoz de Vox en el Parlamento Andaluz dijo que “la muerte es igual de grave en uno y otro caso”.
Lo terrible es que Vox ha dado un paso más y ha pasado de igualar a la víctima y su verdugo sobre la referencia de la víctima diciendo que las dos muertes tienen el mismo significado, a igualarlas sobre la referencia del asesino culpando a la víctima tanto como al hombre que la asesina tras una historia de violencia.
¿Quién puede pensar que una mujer en una relación de pareja es culpable de ser asesinada?
Evidentemente, sólo puede pensarlo quien entiende que la violencia es un instrumento adecuado para resolver los problemas y conflictos que puedan surgir en esa relación, nunca lo hará quien entienda que ante una actitud inadmisible de la mujer la respuesta sólo puede ser pacífica a través de la separación o, incluso, la denuncia si considera que detrás de esos problemas hay conductas delictivas de cualquier tipo. Lo que no se puede hacer nunca es usar la violencia.
En este mismo sentido, resulta muy gráfica y aclaratoria la segunda parte de sus manifestaciones, cuando también le echa la culpa a la sociedad y dice: “Pero también estoy seguro de que hay un tercer culpable, la sociedad que está creando unas políticas de pacotilla que enfrenta a la gente por sexo, religión…”
De manera que la sociedad que callaba ante la violencia que han sufrido las mujeres a lo largo de la historia, y que hacía que fueran maltratadas, acosadas, violadas y asesinadas con mayor impunidad que la actual, que tenía un Código Penal con la figura del uxoricidio para que el homicidio de una mujer por parte de su marido apenas tuviera consecuencias penales, y que contaba con un Código Civil que exigía a las mujeres tener el permiso del padre, del tutor o del marido para que pudieran trabajar, esa sociedad era una “sociedad no culpable”. En cambio, la sociedad democrática que vela por los Derechos Humanos, entre ellos el de Igualdad, y que desarrolla políticas para corregir la desigualdad y la discriminación, y para erradicar la violencia de género en todas sus manifestaciones, resulta ser una sociedad “culpable”.
Sin lugar a dudas sus palabras reproducen el argumento de los maltratadores cuando me decían al actuar como médico forense, que reconocían que le habían pegado a sus mujeres, pero es que ellas “se empeñaban en llevarles la contraria”. De manera que la libertad de las mujeres se percibe como un ataque a los hombres, y la Igualdad en la sociedad como un ataque al modelo androcéntrico levantado sobre la desigualdad. Para la ultraderecha queda claro que si las mujeres se comportan de manera dócil y obediente no sufrirán violencia, y que si la sociedad no hace nada para cambiar su modelo machista tampoco habrá reacciones violentas ni justificaciones para la violencia.
Me pregunto si propondrá como partido político que, al igual que ahora se persona la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género en cada juicio por el homicidio de una mujer, se persone la Fiscalía contra las mujeres que denuncien violencia de género, pues según su planteamiento “son culpables”.
No sé si este tipo de “méritos y razones” han sido las que han hecho al presidente de la Junta de Andalucía, Moreno Bonilla, regalarle a Vox una vicepresidencia en la mesa del Parlamento Andaluz y la supresión de la Consejería de Igualdad, pero es muy preocupante la cercanía con quienes utilizan este tipo de argumentos ante la violencia de género para negarla, incluso delante del cuerpo de la última mujer asesinada.
La fortaleza de un sistema cultural no sólo está en determinar la realidad para que todo suceda según establece, sino en la capacidad de dar significado a la realidad para que cuando ocurre algo “imprevisto” todo encaje dentro de su modelo. Por eso el machismo lo tiene fácil, cuando hay alguna iniciativa que lo cuestiona la culpa es de la sociedad, y cuando una mujer es violada o asesinada la culpa es de la mujer.
Es la ventaja de tener decidida la culpa por anticipado.