Me van a permitir que inicie este post con una anécdota. Al poco tiempo de comenzar en el Ministerio de Igualdad tuvimos una reunión de Gabinete con la Ministra Bibiana Aído, antes de empezar una de las personas del equipo que conocía mi condición de médico me comentó desde un extremo de la larga mesa que tenía un problema dermatológico en las manos, y que si me importaba echarle un vistazo. Yo le dije ante la sorpresa de todo el mundo que si la mano no estaba amputada poco podría decirle… Es lo que tiene ser Forense.
Todo fue una broma, pero nos puede ilustrar sobre cómo desde determinados ámbitos se requiere una serie de condiciones para actuar correctamente.
El árbol de la Medicina tiene dos grandes ramas, una formada por la medicina individual, que se orienta el tratamiento de las enfermedades, y otra por la medicina social, que en lugar de poner el acento en cada una de las personas enfermas aborda el problema de la enfermedad en la sociedad para tratar las causas comunes que dan lugar a ella. La Medicina Forense forma parte de esta rama social y actúa sobre aquellas situaciones que requieren una intervención médica ante hechos que llegan a la Administración de Justicia, y cuando la investigación se centra en una muerte, entonces se realiza la autopsia para averiguar las causas y las circunstancias en que se ha producido dicho fallecimiento, sea éste consecuencia de una muerte violenta (accidental, homicida o suicida) o sospechosa de criminalidad.
A raíz de lo que ha pasado con Bankia y con otras circunstancias que han afectado a la economía financiera, da la sensación de que más que tener una banca terapéutica dirigida a solventar y a ayudar a los ciudadanos en los problemas económicos que padecen, lo que tenemos es una “Banca Forense” que sólo es capaz de diagnosticar el problema a través de la realización de la autopsia al cadáver de turno, unas veces en el banco de pruebas y otras con la caja de herramientas.
Y lo curioso es que tras la autopsia las conclusiones siempre son parecidas y algo sorprendentes: todo estaba bien. Me recuerda una viñeta que apareció en una revista médica (ya se sabe que el humor médico es especial, y que cuando es humor médico-forense es especial tirando a negro), no estoy seguro si era de Forges, son ya muchos los años transcurridos, pero se veían dos mujeres hablando bajo un cartel que ponía “Instituto Anatómico-Forense”, y una le decía a la otra: “Menos mal, ya estoy más tranquila. El Forense me acaba de decir que la causa de la muerte de mi marido no era nada grave”. Justo lo mismo que nos dicen después de hacer la autopsia a un banco o a una caja fallecida, y después de adoptar medidas drásticas sobre el sistema bancario y financiero de nuestro país: Que todo está bien y que tenemos los mejores bancos.
Si todo está bien y tenemos los mejores bancos, pero los resultados son negativos, la única explicación es que el tercer elemento en juego sea malo, y quizás sea esa la explicación: tenemos unos malos banqueros, personas que gestionan esa economía financiera pensando en los resultados ante el consejo de administración y dándole la espalda a una sociedad sin la cual no habrá resultados. No es de extrañar que exista esa posible incompetencia cuando lo primero que hacen es blindar su salida y cuando todos están de acuerdo en no exigirse responsabilidades… En eso no son muy diferentes a una parte de los políticos, más pendiente del “mientras tanto” que del ahora, y en consecuencia incapaces de ver lo que ocurre hasta que aparece en forma de cadáver en una cuneta financiera, política o social.
Esa extraña proximidad entre banca y política a veces de la sensación que es más complicidad que coincidencia, es lo que se deduce de sus palabras y, sobre todo, de sus silencios. La verdad es que para pensárselo un “rato”.
De momento seguimos sin saber nada, salvo que los bancos necesitan mucho más dinero público y que todo está bien… Me recuerda otra viñeta médica… En este caso en el cartel se veía “Servicio de Oftalmología” y por la puerta salía un médico con cara seria y gesto altivo. Se acerca un familiar y le pregunta con gran preocupación: “Doctor, doctor… usted cree que perderá el ojo”. El médico se para, lo mira con gesto condescendiente y le dice: “Pues no lo sé, yo se lo he envuelto en una gasa y se lo he metido en el bolsillo…”
A mí me parece que como no cambiemos de sistema sanitario-financiero nos sacarán un ojo de la cara, después el otro, y cuando no veamos nada nos pegaremos de frente con la cruda realidad. Eso sí, tenemos la ventaja de que la autopsia nos dará el diagnóstico exacto y nada preocupante de que todo ha sido consecuencia de un problema leve y pasajero. Pero no debemos inquietarnos, la banca lo tiene todo previsto, por eso existen bancos como el Espirito Santo, para hacer del paraíso algo realmente terrenal.