En el fondo hay coincidencia

FONDO-RAJOY-RUBALCABA
La historia no deja de ser paradójica, hemos pasado del capítulo de la “División azul” al de la “coincidencia azul”.

Una de las cosas que más me llama la atención en las intervenciones de los políticos ante las cámaras de televisión es el fondo que utilizan para lanzar sus propuestas, como el que busca la mejor perspectiva del paisaje durante un viaje para luego destacar su relato, desconozco si lo hacen por eso de que la imagen vale más que mil palabras, o porque las palabras valen muy poco con independencia de que haya o no reportaje gráfico.

En esta posmodernidad prorrogada en que vivimos pocas veces nos detenemos ante las palabras, cada conversación suele actuar como un tránsito hacia otras frases que llegan con la misma provisionalidad, y sólo el silencio parece cobrar realidad, pero también termina por pasar. Ahora se espera la palabra como en otro momento de la historia se esperó el Verbo, pero el problema no está en el tiempo que no llega, sino en el que se va.

Hay dos grandes tipos de fondos, el fondo sólido y el fondo animado. El FONDO SÓLIDO viene caracterizado por un color sobre el que aparecen las siglas o el logo del partido, y admite la “variable lema o eslogan” cuando las circunstancias necesitan enmarcar las palabras en esa imagen perecedera. El FONDO ANIMADO de ayer y hoy, como las fantasías de los dibujos animados,  suele venir caracterizado por la presencia de personas, pero no de cualquier persona, sino de aquellas que representan lo que se quiere transmitir a través de su imagen, y eso hace que la gran mayoría de las ocasiones se trate de personas jóvenes con un claro predominio de mujeres, y con una indumentaria cercana al ideal del traje de faena de cada partido. El fondo animado también admite la “variable interna”, es decir, cuando el líder se dirige a su propia organización después de una reunión, entonces muestra tras de sí a los miembros presentes en el encuentro, cuyas caras siguen y enfatizan el discurso de su jefe sonriendo cuando toca o adoptando gesto preocupado cuando las palabras alcanzan gravedad.

Lo que más me sorprende de todo este escenario de fondos no es el acercamiento que se ha producido en el aspecto de las personas del fondo animado utilizado por los principales partidos, sino la deriva tomada por el fondo sólido, que ha cambiado de color en los diferentes ambientes de la izquierda y la derecha hasta encontrarse en el color azul. En esta cuestión no hace falta debate ni pactos entre PP y PSOE, hay consenso en el azul después de que el PSOE abandonara el rojo, una coincidencia de colores que permite decir aquello de que “en el fondo están de acuerdo”.

Los partidos y sus responsables de comunicación han confundido a los votantes con clientes,  creen que todo consiste en vender propuestas para que otros las compren al precio de un voto, como si la política fuera un bazar de “todo a un voto”, en lugar de “todo a 1 euro”, y para conseguirlo algunos creen que basta con el formato de la idea, no con el verdadero fondo del contenido, ni mucho menos con el proyecto general.  Y así nos va, a la más mínima cambian el voto por una oferta más atractiva de “3×2” o se lo dan a quien promete el “todo incluido”, aunque luego sea mentira… Con este tipo de estrategias los principales partidos han hecho de muchos votantes un grupo mimado que no duda en enfadarse si no les gusta el color de fondo desde el que lanzan la oferta.

La política debe ser trascendencia más allá de lo inmediato, y ello ha de conseguirse sobre un marco de significado basado en los valores defendidos y en el proyecto a seguir, no sólo en las acciones individuales que aborden los problemas mas significativos de cada momento. Sin embargo, con frecuencia son los propios partidos políticos los que contribuyen a devaluar la política jugando a lo fútil y anecdótico, en lugar de a lo esencial y a lo identitario sobre las ideas que han dado sentido al proyecto que representan. Pero hoy parece que el objetivo es el contrario, importan más 30 segundos de telediario que muchos años de historia, de ahí que junto a las palabras aparezca el fondo en el que fijarlas.

El azul representa la tranquilidad, la calma, la importancia, la confianza, también el poder, de ahí que la gran mayoría de las policías del mundo vistan uniformes de este color. El rojo, por su parte, refleja las emociones, incluso contrapuestas, como por ejemplo el amor y la fuerza, también la alegría, la felicidad, el optimismo… ¿Y qué? Sinceramente, aunque el envoltorio sea mejor o peor no creo que la izquierda escogiera en su día el rojo por bonito, ni que la derecha lo hiciera con el azul por relajante, y tampoco pienso que alguien se deje influir en su decisión por el color de fondo más que por las palabras que se dicen sobre él. Y si lo hace, entonces lo que habría que plantearse no es el color de fondo, sino el sentido de una democracia en una sociedad que se deja llevar por los colores de los escenarios que utilizan.

Ahora que se habla tanto de la desafección ciudadana de la política, deberían preguntarse qué se hace para evitarlo, y no basta con decir la verdad, eso se da por supuesto, también hay que ser creíble y para ello se debe ser consecuente, coherente y natural… de lo contrario que busquen actores y actrices, no sólo escenarios, seguro que muchos lo harían mejor.

1 thought on “En el fondo hay coincidencia

  1. Muy buena observacion, oiga. Esto del fondo azul debe de venir de las presidenciales francesas recientes. Los franceses deben de preferir el “bleu” antes que el blanco y el rojo. En cambio en España tenemos la roja. A esta se apuntan todos, pero a la hora de la verdad en politica hasta los socialistas parece que huyen del rojo, que da miedo a los electores. No estoy de acuerdo con que los detalles de la presentacion en television no influyan en la gente, desgraciadamente.

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