Rescate y secuestro

RESCATE
Esto no hay quien lo entienda. Hasta el presente quien secuestraba a alguien después pedía un rescate a cambio de la liberación, pero con esta crisis parece que todo gira al revés. Ahora primero te secuestran, y luego, los propios secuestradores te dejan que les pidas un rescate, o que lo hagas a sus cómplices de parte suya para que puedas seguir secuestrado… Lo dicho, la realidad parece el negativo de la foto: los ricos son más ricos, los pobres más pobres, los responsables de la hecatombe (la situación es tan grave que tendría que decirse "hecatumba") reciben dinero y ayudas, en cambio, los ciudadanos pierden servicios y derechos, el paro se resuelve facilitando el despido, y la economía se estimula subiendo los precios y los impuestos… Algo huele mal, y no precisamente en Dinamarca.

Salvando las distancias, esto recuerda al tráfico de personas con fines de explotación sexual y laboral. La situación sería más o manos de este modo: Una persona tiene un problema económico y ve que tiene que adoptar decisiones difíciles para salir de él. Ante una situación como esta, decide que tiene que emigrar a otra realidad y para ello pide prestado dinero a un grupo de personas que, además, le facilitan el viaje y la documentación necesaria. Si nos damos cuenta, el escenario no es muy diferente a lo que ha pasado con España y otros países: Tenemos una situación económica crítica y queremos salir de ella para alcanzar otra realidad. Entonces un grupo de personas y mercados nos dan la documentación y nos indican los recortes que hemos de imponer, las reformas que se deben adoptar y el resto de pasos que hemos de seguir para emprender bajo su tutela el camino hacia la salida de los problemas. Y luego, cuando nos quedamos sin recursos ni capacidad para generarlos, nos prestan el dinero para poder hacer el último trayecto del viaje y dejar atrás las dificultades. 

Cuando las personas traficadas llegan al lugar de destino pensando que son libres y que pueden emprender una nueva vida, el grupo mafioso les dice que todavía no ha acabado el trayecto, y que ahora tienen que devolverle el dinero, pero con condiciones. No pueden trabajar ni ganarlo en lo que esas personas decidan, sino que tienen que trabajar para ellos, donde digan, en las circunstancias que impongan y a un interés más alto que el tipo que lo exige. De este modo, lo que era un viaje hacia la libertad y el futuro se convierte en una prisión y en una mirada al regreso como única escapatoria. Situación esta, si se fijan, no muy diferente a lo que ocurre en estos momentos con nuestro país. Después de hacer todos los ajustes y reajustes, todos los recortes y cortes, nos indican que no es suficiente y nos dan un dinero que tendremos que devolver cumpliendo las condiciones que ellos impongan. Nos dejan sin libertad para poder decidir y hacer con nuestra economía aquello que consideremos mejor para salir de la situación en la que nos encontramos. 

Es como un síndrome de Estocolmo, pero potenciado. El secuestrado no sólo se pone del lado del secuestrador, sino que, además, le pide dinero para salir a dar una vuelta, prometiéndole volver antes de las diez.

Nos han secuestrado y nos hacen pedir un rescate para poder seguir secuestrados y explotados, la otra opción es la silla eléctrica económica, eso sí, con electricidad procedente de fuentes de energías renovables.

Los tratados internacionales contra la trata y el tráfico de personas deberían incluir una nueva forma: El tráfico y trata de países con fines de explotación financiera, algo que va en aumento y que seguro que aporta tantos beneficios como los otros grandes sectores del tráfico criminal: armas, drogas y personas. Sólo que ahora en lugar de meter a las personas en contenedores o camiones, las meten en países, y los delincuentes, en lugar de llevar pasamontañas, jerséis de cuello vuelto y guantes negros, son de guante blanco.

Anemia


ANEMIASi hay algo que caracteriza a esta crisis son las pérdidas.
Pérdidas económicas, de puestos de trabajo, de servicios, de bienestar… También pérdidas de confianza, de alegría, de esperanza… No sólo el IBEX-35 está en rojo, todo el panorama viene marcado por ese color “en negativo” ocasionado por la hemorragia de las pérdidas, y por el interés en eliminar glóbulos rojos.

Y consecuentemente, cuanto más rojo es el escenario y más intensos sus tonos, más pálidos nos estamos quedando las personas ante su contemplación y, sobre todo, ante las decisiones y medidas que se adoptan para resolver la situación.

Está claro que la crisis ha abierto una brecha en los canales que regaban la convivencia, no sólo en la economía, pero la solución no parece que vaya dirigida a tapar esa brecha  social, más bien al contrario, parece que lo que pretende es aumentarla.

Imagínense la siguiente situación.

Una persona sufre un accidente y como consecuencia del mismo se produce una lesión en un vaso sanguíneo con la consiguiente pérdida de sangre, una pérdida moderada que al ser mantenida en el tiempo hace que el paciente sufra una anemia y entre en crisis por insuficiencia cardio-circulatoria.

La situación es delicada y todo apunta a que si no se resuelve será grave. Ante este escenario, el equipo médico que gobierna el caso decide que lo mejor es sacarle pequeñas cantidades de sangre al herido, para guardarla en un banco ante la posibilidad de que la pérdida sea tan grave que necesite una transfusión. En ese caso se le pondría la sangre previamente extraída para recuperarlo. Y claro, al sacarle sangre la anemia se agrava, el estado empeora y la preocupación ante la evolución aumenta, pero como la consigna es no aplicar ninguna terapia externa, tan solo rentabilizar los recursos del propio paciente, se decide que lo mejor es extraer un riñón y conservarlo por si el proceso sigue empeorando, entra en insuficiencia renal y necesita un trasplante. Cualquiera que entienda de medicina sabe que con ese tratamiento la situación que no va a mejorar, pero como quien lo aplica tiene un diagnóstico distinto o busca otro objetivo, continúa con esa idea y luego se hará lo mismo con un pulmón, con un trozo de hígado y con todo lo que se ponga a su alcance para salvar, no al paciente, sino al banco de órganos.

La jugada es de máxima rentabilidad para quien busca el beneficio particular, pues luego con el argumento del interés común y de que debemos ser solidarios repartirán los órganos como quieran, y a nosotros nos pedirán dinero por la sangre que nos han quitado o por el trozo de hígado que se llevaron. Para mas inri nos dirán que es la única solución al faltarnos de todo de todo (sangre, riñones, pulmones…), y que se trata de tejidos perfectamente histocompatibles. Y efectivamente, es la mejor solución después de todas las malas decisiones que se han tomado hasta llegar a la famosa “no hay alternativas”.

Esto, que nos parece una barbaridad aplicado a una situación clínica, es lo que está ocurriendo con la economía como argumento para imponer un modelo social al margen del proceso democrático.

No son los mercados, son los mercaderes los que nos están quitando el dinero, los puestos de trabajo, la capacidad emprendedora, la salud, el bienestar… y ahora cuando ya se han quedado con todo bajo el argumento de la “austeridad” empiezan a decir que debemos trabajar "más por menos" y ganar "menos por más" trabajo… mientras ellos no han parado de acumular beneficios económicos y de todo tipo.

La hemorragia de pérdidas nos ha dejado tan anémicos y debilitados que cada uno busca recuperar sólo lo suyo. Han conseguido imponer el “divide y vencerás” y que el otro siempre aparezca como enemigo y como culpable, y con esos mimbres podremos conseguir puestos de trabajo, pero no trabajo para puestos en una sociedad que busque lo común con la mirada solidaria que ha caracterizado a la humanidad, y que culminó en la democracia. 

Que no nos confundan, ahora no solo debemos defender el espacio conquistado, ahora es el momento de seguir avanzando por la misma senda para superar la situación actual.

 

Levántate y anda…

DRAGHI-1No sé si forma parte de la estrategia retro que nos envuelve o si realmente los milagros existen más allá de su relato, pero las palabras de Mario Draghi y su efecto inmediato sobre una economía más muerta que moribunda recuerdan a aquellas otras de “levántate y anda…” Sólo ha hecho falta que él las pronunciara para que el difunto se ponga a caminar… ¡y cuesta arriba!, pues lo ha hecho con subidas en la bolsa y en la vida. 

Siempre he pensado que muchos entienden el laicismo como una nueva religión, con sus creyentes, sus santos, sus fiestas, desayunos y almuerzos de guardar, sus ritos, sus lugares de oración con bancos para descansar, y sus procesiones, aunque ahora en vez de a Roma se vaya a Bruselas, Davos, Washington DC o Berlín. Y hoy, a diferencia de las religiones tradicionales que giraban alrededor de la idea de salvación, el laicismo religioso lo hace sobre la economía como forma de ganarse el paraíso de la buena vida en la tierra. El valor que defiende es el valor de mercado y su dios es la moneda, y del mismo modo que la religiones monoteístas lo llaman de diferente forma (Yahvé, Buda…), aquí también tiene distintas denominaciones (Euro, Dólar, Yen…), pero siempre manteniendo al patrón del oro del becerro. 

Y como su mundo es de este mundo, y no de otro, los primeros siempre son los primeros y los últimos los siguientes a los penúltimos, en esto las matemáticas no fallan. De manera que los ricos siempre ganan más, los pobres menos, los que tienen más poder siguen acumulándolo y a los que sufren las desigualdades les dicen que disfruten de la diferencia. Y mientras tanto, mucha penitencia y ayuno para los demás, que hay que ahorrar en gastos. 

Claro, que no todo son alegrías, y como cualquier religión que se precie ésta también tiene sus demonios, esa especie de ángeles traidores que osaron enfrentarse a su dios y fueron expulsados o despedidos sin indemnización alguna. La deuda aparece como ese Satanás dispuesto a pegarle fuego al bosque del mercado con tal de quedarse con la madera de sus árboles chamuscados, pero también para contribuir a que nos arrojemos a los brazos de la moneda única y ser rescatados de las llamas eternas de la incertidumbre.  DRAGHI-2

En este panorama Draghi se presenta como un nuevo mesías redentor… Es verdad que sus palabras han hecho bien, pero eso significa que ha hecho mucho mal con su silencio y pasividad. Y me preocupa ese cálculo frío que intenta sacar beneficio del dolor ajeno, y quienes desde sus púlpitos gubernamentales contribuyen a adorarlo, al tiempo que le ponen velas al resto de santos de su devoción, mientras nos dicen a la sociedad que no hay más cera que la que arde. Las religiones siempre han tenido más fieles y creyentes en épocas de zozobra, y quienes quieren hacernos comulgar las piedras de molino que ponen en nuestro camino lo saben. 

Recuerdo una noticia sobre un accidente de avión ocurrido en Pakistán o en India hace años, el titular decía algo así comoMilagro: se estrella un avión con 135 pasajeros y se salva un niño”. Alguien comentaba en la información que ese resultado estaba dentro de las posibilidades, el milagro habría sido que se hubieran salvado 134 pasajeros y hubiera muerto sólo uno. 

Si Draghi y su santoral tienen la posibilidad de hacer de la situación actual algo más que un valle de lágrimas, tienen la obligación de hacerlo ya y los gobiernos de exigirle responsabilidad. No basta con acciones aisladas espectaculares para demostrar su poder. Amén.