La energía se crea, destruye y transforma


EMC2
Nos engañaron,
o al menos no  nos contaron toda la verdad cuando nos dijeron eso de que “la energía no se crea ni se destruye, que sólo se transforma”. Puede ser que sea cierto desde el punto de vista físico y desde la asepsia de un laboratorio en condiciones controladas, pero en la vida real la energía no empieza en un tubo de ensayo, sino que se crea a través de la obtención de sus fuentes.

Y nos mintieron porque para que exista esa energía “que no se crea ni se destruye” ha de obtenerse la fuente capaz de generarla, y en ese proceso de obtención la energía sí destruye bosques, selvas, fondos marinos… y todo lo que se ponga a su alcance, y transforma sus hábitats en esquilmados parajes donde llegan vehículos todoterrenos lujosos, de los que se bajan ejecutivos con gafas de sol, botas Timberland relucientes, y chalecos del Coronel Tapioca repletos de bolsillos por llenar. Son los ejecutivos que al ver su huella en el terreno piensan eso de “un pequeño paso para mi, y que le vayan dando a la humanidad”.

Y conforme llegan los vehículos salen los viaductos para llevar la fuente de energía a las plataformas y refinerías donde la transforman en el combustible que creará la energía falaz. Aunque en eso de la transformación no mintieron del todo, pues todo este proceso es capaz de transformar la “fuente de energía” en “fuente de ingresos”, que hacen subir como un geiser el capital de compañías y de algunas personas que antes ni sabían que existía en el planeta esa región explotada.

Y no es teoría. En estos últimos días hemos visto cómo la energía está dispuesta a destruir el parque de Yasuní en Ecuador, una parte de la selva amazónica declarada reserva mundial de la biosfera por la ONU en 2008, con el beneplácito de su Presidente, Rafael Correa, que se ha comportado como un secuestrador y ha retenido ese trozo de biosfera a cambio de pedir un rescate a la comunidad internacional de 2700 millones de euros. “O me dais el rescate o mato el Parque de Yasuní”, parece que ha dicho para así  poder bañarse en su sangre, como hacían los vampiros de Transilvania. Las razones que da el Presidente es que necesita dinero para luchar contra la pobreza.

Un poco más al Norte, el Presidente de México, Peña Nieto, va a aprobar una reforma que permitirá que la empresa petrolera Pemex explote yacimientos de crudo y gas en aguas profundas. El argumento que utiliza Emilio Lozoya, director de la empresa, es que México está en la disyuntiva de “quedarse rezagado por décadas o ir hacia la modernidad”.

Y un poco más al Este, en las Islas Canarias, el Gobierno español apoya la explotación de unos yacimientos frente a las costas de Lanzarote y Fuerteventura, y también lo explica alrededor de los beneficios que supondrá para Canarias. Pero para darle un poco de mas morbo, juega con la rivalidad hacia Marruecos e insinúa que si no lo hacemos nosotros lo harán, como ya lo están haciendo, desde las costas de enfrente. 

Al final todo se reduce a beneficios económicos de unos pocos a costa de unos muchos y de la destrucción de espacios naturales que son fuente de vida y de tiempo, pues el futuro se mide en días, no en lujos ni en comodidades. Parece que la relatividad de Albert Einstein y su fórmula que explica la constancia de la energía, la conocida ecuación E=mc2 , también sirve para demostrar otra constante en el mundo energético: la obtención de fuentes de energía (E) es igual al “money” (m)  que se obtiene, por la cara al cuadrado (c2) de quienes explotan el presente y lo hacen saltar por los aires a cambio de un poco más de poder.

La lucha por las fuentes de energía ha sido una constante en la historia que ha generado más guerras, luchas y muertes  que la mayoría de los motivos que habitualmente se identifican con las “declaraciones de guerra”. Pero también, muchas de las “declaraciones de paz”, de esa teórica ausencia de conflictos, están construidas sobre la injusticia y la desigualdad de unas dictaduras que someten a sus pueblos, y que están mantenidas por los mismos intereses de quienes están dispuestos a destruir el planeta con tal de conseguir un palco VIP para ver el día del juicio final. No tenemos nada más que mirar dónde se han producido los últimos conflictos armados y en qué lugares hay enfrentamientos en la actualidad para entender su relación con la energía y el poder.

Alguien tendría que haber considerado en su día el “tráfico de energía” como el tráfico de armas, de personas o de otros elementos y circunstancias que generan todo un mercado ilícito a su alrededor, y actúan como fuentes constantes de conflictos y violencia.

La humanidad debe protegerse de la marionetas del poder y del vértigo del presente. El debate sobre la energía no debe basarse sólo en lo que contamina o destruye por su utilización, ni siquiera en lo que destruye para ser obtenida. El debate debe comenzar sobre la necesidad de renunciar a vivir una vida en la que nos han hecho entender la calidad como comodidad, y el bienestar como “estar bien”.

No falta energía, lo que sobra son usos superfluos de la energía.

Recuerdo un programa de televisión de mi infancia y la canción que lo presentaba. El programa era “Un globo, dos globos, tres globos”, y la canción, que se hizo muy popular, decía aquello de “…la Tierra es un globo donde vivo yo…” La conclusión es clara, si pinchamos el globo en el que vivimos todo acabará, como un día acabó ese programa.

Paro cardiaco


CORAZON-Paro cardiacoSeis millones de parados no sólo son 6 millones de personas sin trabajo.
Es mucho más, lo que sucede es que el lenguaje al que recurre la política no sólo no explica la realidad, sino que intenta evitarla para hacer pasar una cosa por otra. De lo contrario esa máxima que parece imperar en la actualidad, que dice que “todo debe ocurrir como si no sucediera nada, para que así nadie sea responsable de lo que no pasa”, sería ineficaz.

Seis millones de parados significa el fracaso de la economía, y el fracaso de la economía de un país quiere decir que el Estado ha fracasado en el aporte de energía a los principales órganos que deben mantener viva a la sociedad. Y el fracaso del Estado en ese ámbito significa que el Gobierno impulsor de las políticas, máxime si cuenta con una mayoría absoluta en el Parlamento que no le rechista y hace callar a la oposición, es incapaz. Y si en lugar de reconocer que no le han salido bien las cuentas y que se ha encontrado con “circunstancias imprevistas”,  insiste en la misma línea de trabajo y su máximo responsable, el propio Presidente, se congratula y afirma que el Gobierno “hace lo que tiene que hacer”, lo que quiere decir no sólo es que no está capacitado para abordar el tema, sino que además es imprudente, osado o cómplice de esos resultados, porque en definitiva confirma que todo forma parte de un plan nacido de la voluntad, no de la accidentalidad de un día a día imprevisible.

Lo expliqué en un post anterior ("Anemia" http://blogs.elpais.com/autopsia/2012/08/anemia.html) tomando como referencia al plano individual. Insistiré ahora recurriendo de nuevo al ejemplo de la salud pero en el plano social.

Imagínense una enfermedad infecciosa que produce una epidemia que va acabando con la vida de las personas, y que trasladado al plano social significa que va “matando de forma paulatina los puestos de trabajo”. Piensen por un momento que esa epidemia es muy grave (en realidad se trata de una pandemia, puesto que no sólo afectó a nuestra país, aunque aquí lo hizo con mayor intensidad debido a sus especiales circunstancias de vulnerabilidad), hasta el punto que en 2011 había producido casi 5 millones de “muertes en puestos de trabajo”. 

Ante el grave problema social, un nuevo equipo médico se hace cargo de la situación bajo la promesa de que su mera presencia, en un mensaje más bíblico que real, iba a suponer la curación, pero además cambia el tratamiento y reforma una serie de elementos no sólo para evitar que se produjeran más muertes, sino también para conseguir “resucitaciones”, una especie de sacar del coma a quienes estaban en el tránsito entre la muerte clínica  y la muerte real.

Pasa el tiempo, hacen las reformas necesarias según su diagnóstico y aplican su terapia, pero no obtienen ningún resultado y la situación empeora, hasta el punto de que en vez de 5 millones las “muertes” se elevan hasta más de 6 millones. 

Entonces, en lugar de estudiar si hay algo que no está funcionando bien, y está claro que debe haberlo, se recurre a argumentos como el de la “herencia” o al “y tú más”.

Veamos un poco por fases lo sucedido. Al iniciar su actividad el equipo del “Dr. Rodríguez Zapatero” había unos 2’2 millones de “muertes de puestos de trabajo”, cuando terminó su tratamiento, después de una evolución irregular de la enfermedad, con mejorías y empeoramientos, había 5 millones. Es decir, en casi 8 años se produjo un incremento de 2’8 millones, o lo que es lo mismo, de unos 350 mil casos por año. La llegada mesiánica del “Dr. Rajoy” y de sus medidas salvadoras ha supuesto que en un año se hayan producido, aproximadamente, 1’2 millones de “muertes de puestos de trabajo”, todo ello a pesar de que conforme hay menos puestos, resulta más difícil en teoría que se pierdan, pues es de suponer que los que resisten son puestos en sectores más sólidos y consolidados.

A pesar de ello, el parte médico del equipo gubernamental habitual habla de que hay signos positivos, que el déficit baja y que el dinero nos cuesta menos, que es como decirle a un enfermo que se está muriendo del corazón que le han bajado el ácido úrico y que los triglicéridos apuntan bien, lo cual es sin duda es positivo… siempre y cuando logre sobrevivir. Ante eso, la sociedad enferma de falta de trabajo y con los cadáveres de los puestos fallecidos por las calles se indigna y dice que eso no es lo prometido, ni para lo que se hicieron las reformas. Que en todo momento hablaron de reducir el paro y aumentar los puestos de trabajo, no de otra cosa. 

Pero como todo ocurre como si no sucediera, tampoco pasa nada. Y en lugar de atender a los enfermos se dedican a reformar el sistema sanitario y a culpabilizar a los pacientes por enfermar, en una actitud que recuerda el “¡que se jodan!” que se oyó en el Congreso.

Increíble, ¿verdad? Si fueran los responsables de un sistema hospitalario y ante el balance de su gestión respondieran, “en este último año han muerto 1’2 millones, pero hemos conseguido bajar el ácido úrico y los triglicéridos de los que aún siguen vivos, y quizás a final de año logremos hacer descender también las cifras del colesterol malo”. Si eso sucediera de este modo estarían todos cesados.

Darwinismo político

DARWINDéjenme que lleve el tema al terreno de la ironía, de lo contrario sería dejarlo en el dramatismo agónico de las oportunidades que van muriendo poco a poco en una sala de espera.

De las dos grandes teorías de la evolución humana, la postulada por Darwin y la que presentó Lamark, la darwinista se presenta sin una dirección definida, en el sentido de que los cambios en las especies se producen por mutaciones al azar, y luego son las modificaciones que mejor se adaptan al medio las que se transmiten a la descendencia y se mantienen. La idea de Lamarck era la contraria, es el medio el que hace que aparezcan las modificaciones necesarias para sobrevivir, y quien las adquiera tendrá más probabilidades de hacerlo en mejores condiciones.  

La naturaleza es darwinista, pero la cultura es lamarckista.

Las sociedades modifican el hábitat de la cultura y la ciudadanía se va adaptando a esos cambios que nacen de la convivencia y la educación, y según el resultado obtenido dichos cambios permanecen, desaparecen o se modifican en otro sentido. Si embargo, últimamente las cosas han cambiado, y como en las sociedades hay quien le gusta jugar a Dios (y cada vez más), desde las posiciones de poder se introducen mutaciones (cambios que afectan directamente a las personas) para elegir quienes deben permanecer y reproducirse, y quienes deben de tener más dificultades para sobrevivir en el hábitat diseñado.

Se produce así una interacción entre la mutación que introduce la decisión política y el hábitat creado por otra serie de acciones previas, y esta interacción da lugar a una adaptación o, por el contrario, a una situación inadaptada que terminará por afectar la supervivencia en igualdad de esos individuos.

La última mutación que ha introducido el Gobierno ha sido no formar en las técnicas de trasplante a los equipos médicos de las Comunidades que no se ajusten el déficit. Se ve claramente la acción directa de la mutación sobre las personas en un hábitat previamente modificado a través de la medida general del “déficit”. Las consecuencias son claras, y se unen a los cambios introducidos con anterioridad.

Los recortes del Gobierno en Sanidad no afectan a todas las personas de manera directa. En lo inmediato repercuten sobre aquellas caracterizadas por una serie de elementos, entre ellos, la enfermedad, la edad avanzada, el carácter crónico de la patología que padecen, la infertilidad, la identidad sexual que busca una intervención para cambiar el sexo biológico, la existencia de un fracaso en algún órgano que requiere ser trasplantado…  Después, todos estos factores individuales se combinan con una serie de elementos sociales del hábitat que envuelven a las personas afectadas, entre ellos, fundamentalmente, la pobreza o la escasez de recursos económicos, o ser inmigrante sin papeles.

De alguna manera, nos trasmiten la idea de que se trata de “personas en mal estado”, puesto que si estuvieran sanas  y su “moralidad” no las llevara a plantear, por ejemplo, un cambio de sexo o una fecundación artificial, no necesitarían nada de eso y no se verían afectadas por los recortes. Y también se insinúa que se trata de “ciudadanos de segunda” (de esos del “¡que se jodan!”), puesto que si se hubieran esforzado tendrían recursos económicos y podrían acceder a todas esas prestaciones a través de la sanidad privada.

Todo ello conduce a un “darwinismo político” marcado por una ideología que se considera superior, y que da la sensación que entiende que son sus individuos los que deben reproducirse con ventaja para evitar la amenaza de la proliferación de otros que puedan acabar con el hábitat de sus valores y tradición.

Se produce así una "selección natural de manera artificial". Los más pobres, enfermos, y necesitados de asistencia… desaparecerán del terreno de la salud y de la procreación, mientras que los más ricos y saludables podrán seguir desarrollándose, teniendo descendencia y extendiéndose de manera que sean mayoría en la sociedad. Es un mecanismo de selección artificial lamarckista que introduce la mutación darwinista para mantener su educación, sus valores e ideas y trasmitirlas a las "nuevas generaciones". Es el darwinismo social dirigido desde las políticas de gobierno.

Soy consciente de que podría ser un guión para un telefilme, lo triste es que se trata del simple relato de la realidad.

El metabolismo, la economía, el paro y la crisis


METABOLISMO-PARO
La economía
hace referencia al conjunto de elementos que funcionan de manera coordinada para mantener un sistema, sea este financiero, biológico o de otro tipo, por eso muchas veces al referirnos al organismo se habla de una economía entendida como unidad funcional. Y aunque pueda parecer mucha la distancia entre una economía financiera y la fisiología corporal, en verdad guardan algunas referencias comunes.

En el cuerpo tenemos órganos que funcionan como bancos, existen estructuras que se dedican a construir para que otras partes puedan afincarse en ellas y desarrollar su vida biológica, también hay células que intercambian sustancias para beneficiarse mutuamente, escenas de préstamos como si fuesen alquileres y sistemas que controlan todo ese proceso. Todo funciona como una economía destinada al interés común del sistema, que en este caso es la persona, y aunque hay situaciones en las que la propia biología trata de beneficiarse generando algún que otro desequilibrio, el control es tan estrecho que suele corregirse sin que genere problemas considerables.

Cuando el proceso fisiológico se mantiene en el tiempo bajo esas referencias equilibradas se produce un crecimiento del sistema. La persona crece en lo biológico y en lo emocional, y se produce una maduración que enriquece y consolida al propio conjunto de la estructura. En cambio, cuando el proceso se acelera al incorporar elementos extraños que buscan algún interés particular, como ocurre, por ejemplo, cuando se come en exceso, en lugar de crecer lo que hace es engordar. Aumenta de tamaño en alguna de sus partes, generalmente las que actúan como bancos donde se guardan las reservas generadas en exceso, pero no hay crecimiento ni maduración. Tampoco suele ser equilibrado ni estable, de manera que, al margen de los problemas que se producen por el desequilibrio, cuando acaba el aporte calórico el sistema empieza a echar mano de las reservas y se produce un adelgazamiento, que si es muy rápido da lugar a problemas para la salud.

La economía durante el periodo de los gobiernos de Aznar no creció, sólo engordó. Es verdad que aumentó el tamaño de determinadas partes del sistema, como fue el trabajo en la construcción y en sectores relacionados, pero no lo hizo de manera equilibrada ni de forma estable. La estrategia fue crear puestos de trabajo a costa de sacar a muchos estudiantes de las aulas y de debilitar otros sectores laborales atraídos por la gallina de los huevos de oro de la construcción y la especulación. Es cierto que todo ello hizo que el sistema adoptara una imagen más aparente, y que mientras aumentaban los kilos muchos pensaran que el tejido adiposo era una buena inversión, pero la burbuja que ascendía en el aire estaba llena de aire y grasa. De hecho la cifra de paro apenas se modificó tras las medidas iniciales, sólo hay que ver las gráficas para observar que con Aznar en 1996 continuó la tendencia iniciada en 1993, favorecida por las nuevas circunstancias. De hecho el paro continuó descendiendo durante la primera legislatura de Zapatero hasta que la crisis económica mundial impactó en nuestro país, e hizo estallar esa burbuja blanda e insustancial que teníamos en el aire, a pesar de los ladrillos y cemento que la rodeaban. Lo único que ocurrió en ese periodo de Aznar es que se crearon más puestos de trabajo en los sectores relacionados con la construcción, como aumentan los michelines cuando se come en exceso sin que se incremente la estatura de la persona, pero no se creó un verdadero tejido económico.
PARO REGISTRADO 

La economía engordó, no creció, y confundir crecimiento con engorde suele traer consecuencias negativas para la salud, además de demostrar una falta de responsabilidad. Es lo que ocurre cuando a los pocos meses de nacer te encuentras con unos padres conocidos que felices te muestran al bebe y comentan, “mira que grande está”; y lo que está es gordo, no grande, con todo lo que conlleva para su salud.

Y como la situación de la economía se trató de un proceso de engorde, en cuanto desaparecieron las calorías de la construcción y el aporte de vitaminas y proteínas que traen las finanzas, la economía comenzó a adelgazar y a tirar de las reservas, hasta quedarse vacías y sin recursos que aportar a un organismo cada vez más debilitado.

Ahora, encima del hambre que pasamos, nos dicen que la solución para recuperar a la debilitada economía es no comer, facilitar aún más la pérdida de kilos y hacer flexiones ante los gurús del metabolismo en señal de agradecimiento. Nos hablan de dietas de la alcachofa o de recetas venidas del extranjero, como la de la Dra. Merkel o el Dr. Mercado, de comida china… todo menos probar la “pasta”, que queda reservada para los señores de la economía.

Lo que sorprende es que en todo este proceso, ahora que tenemos casi 6 millones de personas en paro, la culpa parece que está en quien no puede trabajar. Quien está en paro es porque no tiene un puesto de trabajo, y si no hay puestos de trabajo es porque las condiciones para su creación y mantenimiento no se están abordando. Y no se hace porque hay una actitud generalizada de “aprovecharse” de la crisis para un beneficio particular

Todo el mundo está esperando a que sigan bajando los precios para comprar una vivienda, un coche, para hacer un viaje, o para adquirir otras cosas… Todo el mundo está esperando que los restos de la burbuja toquen tierra para saber dónde está el suelo y, entonces, actuar. Y muchos empresarios, el gobierno que los apoya y los bancos que los respaldan han adoptado la misma actitud, están esperando para ver cuándo pueden conseguir el objetivo de que los trabajadores y trabajadoras “trabajen más por menos dinero”. Lo dijo el ejemplar empresario Díaz Ferrán y otros muchos lo han repetido: “la solución está en trabajar más y ganar menos”… Ganar menos los trabajadores, porque los beneficios empresariales no paran de engordar con esa receta.

En esto de la economía tampoco hay recetas mágicas. Necesitamos una dieta equilibrada para que cada órgano, aparato y sistema haga su trabajo, si intentamos mejorar el sistema sin tener en cuenta los órganos y aparatos que lo forman nos equivocaremos, lo mismo que si queremos mejorar el mercado laboral pensando sólo en las empresas y no tanto en quienes tienen que hacerlas funcionar.

La Predicción Azteca

AZTECASTerminamos 2012 con el suspense de la Predicción Maya y la duda de lo que si acababa era el año o el mundo, y empezamos el nuevo año con una nueva predicción, en este caso la Predicción Azteca.

Las predicciones siempre son un ejercicio que se mueve entre la adivinanza y la anticipación, la diferencia fundamental entre una y otra está en la base sobre la cual se lanza la hipótesis. Si la base es sólida y existe una serie de factores y elementos que llevan al resultado planteado, podremos hablar de una anticipación del resultado o consecuencia, que nunca será del 100%, al haber factores y elementos incontrolados, pero seguro que andará cerca de sus límites. Si por el contrario el planteamiento que se hace sobre el futuro carece de base y se fundamenta más en la intuición o en simples suposiciones, nos encontraríamos ante un ejercicio adivinatorio que si se cumple será más producto del azar que de la lógica.

El acierto o el error no justifica en sí mismo que la predicción sea correcta, es un elemento más a considerar, pero no definitivo. Un acierto por azar no quiere decir que el razonamiento fuera correcto, y un error en el resultado no significa que la elaboración de la hipótesis fuera incorrecta, simplemente que han interaccionado otros elementos no previstos en su momento.

La predicción Azteca en verdad es la “predicción de una predicción”, y a diferencia de la Maya no se ha realizado en un tiempo pasado de la historia, sino que se ha planteado en la actualidad, aunque no por ello está al margen de lo que un día anticiparon sus vecinos Mayas. Los mayas acertaron en su idea de cambio de ciclo, incluso del fin del mundo, puesto que el mundo que conocíamos alrededor del Estado del Bienestar, de la igualdad, de la solidaridad… ha acabado conforme nos acercábamos a la temida fecha del 21 de diciembre de 2012. Ahora vivimos un nuevo ciclo en un mundo diferente, y no sabemos cómo evolucionará bajo la influencia de las nuevas deidades, “Crisis” y “Mercado”, que la religión de la economía ha impuesto. De ahí que sea necesario abrir una ventana al futuro a través de una nueva predicción.

La Predicción Azteca surge desde dentro de la propia creencia para mantener la fe en lo que la religión de la economía adelanta sobre el futuro. El juego es muy sencillo, como se trata de hipotecar el presente en nombre del futuro es necesario dar argumentos para contrarrestar los efectos negativos de la desesperanza, pues la teoría de las religiones ha sido justo la contraria, ellas siempre han hablado de un futuro maravilloso, lleno de recompensas y placeres en un Paraíso lejano, para así sobrellevar el valle de lágrimas del presente. En cambio lo que hace la nueva doctrina de la fe económica es presentar un futuro incierto sobre un presente lleno de problemas, idea en la que resulta difícil mantener la fe. 

Desde los nuevos púlpitos de los bancos, las bolsas, los Ministerios del ramo, las grandes empresas, el capital de las capitales… nos hablan de un futuro con más austeridad, más ajustes, más recortes, más paro, más pobreza para los pobres y más riqueza para los ricos, más desigualdad, más dependencia… mensaje que preocupa a sus dirigentes y líderes. Y es ahí donde la Predicción Azteca entra en juego para justificar ese presente y hacer que el futuro parezca una leve consecuencia pasajera, y para que quien sufre las consecuencias de la ira de la diosa Crisis y el dios Mercado se sientan culpables por lo que otros han hecho. Es la representación del “yo pecador” y del sacrificio como camino de salvación de la religión clásica aplicados a esta nueva religión social.

Y como la sociedad es muy compleja y las posibilidades son enormes, la Predicción Azteca está formada por múltiples y variados mensajes aplicados a los más distintos campos y ámbitos. De este modo se consigue que las personas que se mueven en ellos asuman los postulados y renueven su fe de interés variable al alza. Con ese planteamiento los líderes, mercaderes y pastores lanzan sus homilías al aire con el argumento de la Predicción Azteca, y rezan: “Haztecargo” de que tenemos que facilitar el despido… “Haztecargo” de que hay que quitar la ayuda a la dependencia… “Haztecargo” de la necesidad de privatizar la sanidad y de cobrar “1 euro por la jeta” con cada receta… “Haztecargo” de que no queda más remedio que congelar la pensiones y los corazones… “Haztecargo” de lo importante que es el adoctrinamiento educativo… “Haztecargo” de que no podemos perder el tiempo con la Igualdad ni con esas tonterías del género…

Es la predicción Azteca o Hazteca (se admiten las dos formas para el caso) con la que adelantar el futuro más inmediato, para a partir de él alcanzar el futuro más lejano… El que pueda llegar hasta él, claro, porque otros se quedarán en el camino. Pero todo está previsto, ya lo dice la predicción, “Haztecargo” de que no merece la pena seguir viviendo de cualquier modo cuando lo que te espera es un paraíso… 

El acierto del error

ACIERTO-ERROR
No debemos confundirnos, la mayoría de las decisiones que se están tomando para salir de la crisis son erróneas, pero lo que no es un error es tomar todas esas decisiones equivocadas. 

No hay que confiar en exceso en la aparente inteligencia humana ni desconfiar en demasía de la estulticia disimulada, el camino más corto entre dos puntos siempre es una línea recta, pero el más rápido entre dos momentos depende más de los obstáculos y resistencias que se sorteen que de la forma del trayecto.

Pensar que quienes están tomando estas decisiones son unos incapaces o unos ignorantes es un error. Y el problema está en que esa esla  idea que se detecta en la oposición, que de alguna manera se frota las manos pensando que su acierto está en el error de las decisiones del Gobierno. Y del mismo modo que el Gobierno acierta en su “estrategia de los errores”, la oposición se equivoca de estrategia al creer que su éxito está en acertar que las medidas del Gobierno no son correctas y en esperar.

Recuerdo cómo tras la victoria del PSOE en las elecciones generales de 2008 y la confirmación de Mariano Rajoy como líder de la oposición y del PP, muchos se las prometían muy felices y decían que Mariano Rajoy era la garantía para ganar las siguientes elecciones… Y ahí está, Rajoy de Presidente del Gobierno con mayoría “absolutista” y el PSOE en la oposición tras una serie de derrotas consecutivas a cual peor, y sin una línea clara (ni recta ni curva) para salir de la situación.

La estrategia del Gobierno y del PP no es bajar el paro, ni mejorar la sanidad, ni dar más servicios a la dependencia, ni hacer de la educación una base para el conocimiento y la convivencia… al menos no lo es en primera intención. El objetivo único del Gobierno es volver a ganar las próximas elecciones con mayoría absoluta para poder culminar su modelo de Estado y de sociedad, algo que no puede lograr en estos cuatro primeros años por más que corra. Lo demás ayudaría, pero no lo garantizaría.

El Gobierno y sus analistas no son tan torpes como para desconocer que la reforma laboral no va a mejorar la situación del paro, tampoco para no saber que la subida de impuestos y la congelación de las pensiones ahogarán más la economía y a las personas, ni para ignorar que la privatización de la sanidad conducirá a una peor salud en la población, o que la ausencia de políticas de igualdad trae más discriminación e injusticia, y mucho menos para no ser consciente de que una educación de élite llevará al analfabetismo social… El Gobierno conoce todo esto y actúa en otra dirección porque su objetivo no es la recuperación, “recuperar” es volver a un estado anterior que él desprecia y no desea. Lo que busca es instaurar un modelo de economía y poder, y por tanto de sociedad, controlado por unos pocos.

El Gobierno no se equivoca en ese objetivo, lo mismo que no se equivocó cuando dijo que iba a hacer unas cosas y luego hace otras. De hecho forma parte de su estrategia basada en tres grandes elementos:

1. Hacer responsable de todo lo “malo” que él aplica al Gobierno socialista de José Luís Rodríguez Zapatero, idea que ha calado en una gran parte de la sociedad con el apoyo de algunos medios de comunicación, y que lleva a que cuanto más dura sea la medida, más se culpabilice a “los socialistas”. Hoy por hoy, quien paga los platos rotos de la crisis sigue siendo el PSOE, no el PP que es quien practica el tiro al plato.

2. Tomar las medidas más difíciles en este momento inicial de la legislatura para al final relajar la situación, mejorar las prestaciones y salarios, y presentarse como el redentor con algo más que promesas, y de este modo ganar las elecciones sobre los logros. Es justo lo mismo que hizo Aznar en su primera legislatura cuando “por culpa de los socialistas” congeló el sueldo de los funcionarios y adoptó otras medidas económicas durante los dos primeros años, para luego corregirlas ante la proximidad de las elecciones… ¿O ya no se acuerdan?

3. Introducir una justificación moral para adoptar estas medidas: La culpa de todo está en un sistema de valores y en unas ideas que llevaron a la gente a “vivir por encima de sus posibilidades” y a creer que “todo el mundo servía para todo”… ideas y valores, por supuesto, introducidas por la izquierda. De este modo han recuperado la idea bíblica de que “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”, y mientras que los “picapiedras” contemplan el panorama desde sus mansiones de granito, el resto de la sociedad arroja sus chinas a los zapatos que han de calzarse, al tiempo que entona el “mea culpa”.

La crisis se ha convertido en un argumento para decidir y en un atajo para avanzar hacia el lugar común de una economía mundial basada en la mano libre del patrón y las manos encadenadas de los trabajadores y las trabajadoras. Es lo que vemos ya, situaciones laborales que antes eran motivo de Juzgado de Guardia hoy se ven como una “bendición” y una "suerte".

No es un error que las decisiones que se están tomando sean erróneas. Si no somos conscientes de una estrategia basada en el engaño y en la falacia que parte de un programa electoral que dice lo contrario a la política que se aplica, y que se continúa con una política que se dirige a lo contrario de lo que plantea, el futuro volverá a presentarse como una sorpresa ajena, no como la continuidad de un presente que está en nuestras manos.

El hundimiento del prestigio


PRESTIGE-1
Parece una mala película de suspense
, uno de esos telefilmes que ponen después de comer para facilitar la desconexión neuronal tras los informativos, pero lo que corta la digestión en este caso es una historia, una mala historia con suspenso final. Las circunstancias han querido que se cumpla esa máxima policial que dice que “el delincuente siempre vuelve al lugar del crimen”, y salvando todas las distancias y las odiosas comparaciones, el tiempo ha vuelto a situar en el mismo lugar a los responsables políticos que estuvieron durante el hundimiento del Prestige. 

Y creo que la coincidencia es algo más que una casualidad, al menos como metáfora. 

El Prestige se hundió y vistió de luto gran parte de la costa gallega y muchos corazones que desde otros puntos del país zozobraron conforme el barco iba soltando su negra hemorragia. También supimos que el chapapote es el material del que están hechas muchas conciencias que sólo buscan beneficios particulares, pero lo aprendimos tarde. Son mentes tan oscuras y cerradas que entonces dijeron que no pasaba nada y que ahora afirman que no ocurrió nada, que todo fue una anécdota sin impacto ni consecuencias, y lo dicen justo en las mismas fechas que algunos estudios científicos demuestran el daño del vertido sobre el ADN de las ratas (El País, 12-10-12). 
PRESTIGE-Daño ADN

No es de extrañar que luego ocurra lo que ocurre. Diez años después se ha producido otro hundimiento, en esta ocasión el del prestigio de nuestra economía y de nuestro país, esa famosa “marca España” de la que tanto hablan, aunque más bien deberían decir “España marcada”, al menos es lo que parece, que estamos marcados por unos mercaderes que quieren traficar con ella, como otros lo hacen con personas, drogas y armas. 

Y no valen las excusas. Posiblemente sea cierto que el causante del hundimiento del prestigio haya sido la tormenta financiera que nos ha azotado, como hace diez años fue el temporal el que rompió el casco del Prestige, pero las consecuencias, el mal mayor o menor, depende ahora, como antes, de la gestión de una crisis que se parece mucho a la de entonces y que, curiosamente, como decía, es protagonizada por los mismos responsables. 

PRESTIGE-2Lo primero es alejar la realidad económica de las costas del día a día, luego, cuando ya no se puede negar, decir que se trata de unos “hilitos” de nada y que todo se resolverá quitando un poco de allí y poniéndolo aquí, restando servicios, ayudas y bienestar a la población y sumándoselo a otros para que vivan mejor, al menos es lo que se deduce de los informes que hablan de un aumento de las desigualdades y de la mayor distancia entre ricos y pobres, y luego echando tierra y silencio encima para que nada se vea ni nada se sepa. Más adelante, cuando el problema no se resuelve con las medidas adoptadas, se pide a la ciudadanía que se apriete el cinturón, que se ponga el mono blanco y las botas de goma, y que limpie el desaguisado que en parte se ha generado por esa mala di-gestión. Y al final se le echa la culpa a esa misma sociedad que ha aguantado el chaparrón y el chapapote por criticar lo mal que se ha actuado. 

Hoy nuestro prestigio reposa junto al pecio del Prestige en algún bajo fondo. Y mientras la duda y la indecisión alejan el rescate de la economía, como en su día esa misma duda e indecisión alejó el petrolero de la costa en una deriva mortal, la marea negra de los mercados va ampliando su radio de acción. 

El problema es que hoy la negra marea viene por tierra, mar y aire, y que el chapapote sigue en la mente de muchos, pero también que la oscuridad está ocupando la ilusión y la esperanza de tantos y tantos ciudadanos que no saben a dónde mirar cuando se despiertan cada día para evitar el espejo. 

Nunca más, gritaron muchos… Nunca más hasta la próxima vez, piensan otros al escucharlo.

Caída libre

CAIDA LIBRE
No es cierto que Félix Baumgartner haya batido el record de caída libre ni que haya superado el límite de altura en globo, lo realizado es sin duda una proeza, pero al igual que hay que darle "a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César", debemos reconocer que los records comentados fueron batidos hace tiempo y, de momento, no han sido superados, aunque todo se andará.

Eso de volar en globo y con los pies muy por encima de la tierra, no digamos las cabezas y más aún las ideas, ya ascendió por encima de cualquier límite sospechado hace unos años gracias a la burbuja inmobiliaria. Por aquel entonces, muchos ciudadanos se hicieron su propio globo con la ayuda de unas hipotecas basura, se lo pusieron como mochila, lo llenaron de gases innobles (nada de la nobleza del helio), y se elevaron  sobre el nivel del bien y del mal sin más límites que los 30 o 50 años hipotecados, y un interés variable como condición fija. 

El mundo parecía que se iba a acabar y que mañana ya era tarde, había que iniciar un viaje hacia la propiedad multiplicada lo antes posible y por eso, más que el ligero equipaje de Machado, lo que prepararon fue un equipaje a la ligera, con prisas y de forma precipitada, tanto que a nadie se le ocurrió echar un paracaídas por si acaso o por si acoso crediticio.

Y claro, con ese equipaje tan pesado y tan poco poético, después de tanto subir llegó el momento de bajar. Es cierto que algunos se quedaron en las alturas, pero no había espacio para todos en la Estación Espacial Internacional de los paraísos fiscales, por eso quienes hicieron sus castillos en el aire para no volver al planeta realidad terminaron por bajar de forma precipitada. Al final, tras el ascenso estratosférico de la burbuja inmobiliaria se produjo la caída libre ciudadana, algo así como la caída de la libertad sin más red que Internet. 

Nuestra sociedad ha batido todos los records gracias a la esponsorización de los mercados, del capitalismo con burbujas y de los faraones de las finanzas piramidales. Hemos batido el record de ascenso sin propulsión, el de caída libre y el de libertades caídas. También hemos superado el record de tiempo de descenso sin paracaídas, que dura ya varios años y no hay manera de detenerlo, y hasta el de velocidad en la caída, que ha permitido que en tan sólo un año se haya desmoronado todo el bienestar levantado durante décadas… Y todo sigue en forma de descenso vertiginoso en espera del golpe final que, paradójicamente, no se producirá en el momento del contacto con el suelo, sino cuando llegue el famoso rescate… Algunos creen que el batacazo será tan fuerte que ya empiezan a ver el país en trozos separados… 

En lo único que coincidimos con el vuelo descendente de Felix Baumgartner es que vamos a aterrizar en el desierto, porque cuando terminemos de caer no vamos a encontrar nada, absolutamente nada de los derechos, ayudas, recursos, servicios… que antes existían. Eso sí, seguro que muy cerca de ese aterrizaje estará “Eurovegas” o “Barcelona World”, donde algunos habrán apostado hasta la vida para poder morir en paz. 

Por cierto, no sé si se fijaron durante la retransmisión, pero cuando más rápido bajaba Baumgartner, justo en ese momento en que perdió el control y la estabilidad, y daba vueltas sobre sí mismo a más de mil kilómetros por hora, se vio otro punto blanco que ascendía a una velocidad similar. No se sabía lo que era, algunos empezaron a hablar de un OVNI, pero puestos en contacto con el Centro de la Misión en Rosswell, New México, han aclarado que se trataba de su prima, de la “prima de riesgo” que seguía su camino hacia el estrellato

Paradojas de un mundo que eleva a los cielos a quien desciende desde las alturas de la estratosfera, y condena al infierno a quien asciende "hipotéticariamente".

Mínimo común múltiplo


MINIMO COMUN MULTIPLO
Si pusiésemos juntas las principales medidas que ha aprobado el Gobierno de Mariano Rajoy,
nos encontraríamos que el elemento más destacado presente en todas ellas, esa especie de mínimo común múltiplo de su política, es el endurecimiento de las condiciones para sus destinatarios.

Ha endurecido la situación de los trabajadores al facilitar las condiciones de despido, ha endurecido las ayudas laborales y a las personas desempleadas, ha endurecido la asistencia a las personas con dependencia, ha endurecido las políticas y medidas de salud y con ellas la vida de los enfermos, ha endurecido la educación, tanto en sus contenidos y reválidas como en las ayudas, y ahora endurece las penas para determinados delitos. Parece que con ese camino lleno de obstáculos y accidentes se quiere regresar a la idea bíblica de que “la vida es un valle de lágrimas”, aunque nadie se acuerda de que en esa misma vida hay quien vive en lujosas mansiones de montaña, lejos de esas lágrimas y de los problemas que las originan. 

No es nada nuevo, todo lo contrario, es algo común en los regímenes que abusan de la autoridad. El tratamiento quirúrgico de los problemas siempre ha sido una tentación, esa idea de “cortar por lo sano” se acompaña de una imagen de criterio, conocimiento, determinación, eficacia… que de por sí ya la presenta como más valiosa que la conducta dirigida a resolver el problema, sin prescindir de los elementos que se ven afectados por él. Sólo se necesita un argumento y una justificación. 

La justificación está en la crisis, y los argumentos no faltan: “no hay más remedio”, “todo es consecuencia de la herencia”, “no me gusta hacerlo pero es lo que tengo que hacer”… Y todo se presenta para que la sociedad entienda que ese “cortar por lo sano” y “recortar por donde se pille” es sinónimo de rigor, de solvencia, de decisión y de éxito, cuando con frecuencia es lo más fácil y casi siempre lo más cómodo. Lo complicado es tratar de salvar la situación para todos, no sólo para unos pocos, y menos aún cuando se hace a costa de muchos. 

Parece que la idea va por ahí, y se asume que los nuevos tiempos nos llevan a la vieja situación en la que sólo unos pocos disfrutaban de salud, de educación, de trabajo, de ayudas, de libertad… Es la teoría del “que cada palo aguante su vela”, del “más vale pájaro en mano”, de la compasión en lugar de la solidaridad, del egoísmo en vez de lo común, y de la desigualdad traslada a la acción a través del “yo primero” y el “sálvese quien pueda”. Todo ello debilita a la sociedad, le hace perder su cohesión, su proyecto compartido, la confianza… y lleva a ver al otro como responsable, cuando no como culpable. Es la sociedad de “bajas expectativas”, en la que la realidad se ve como un riesgo y la solución se presenta en el repliegue sobre lo individual y en un alejamiento de lo público: cada ciudadano y ciudadana en sus casas sin nada que hacer, el Estado en las instituciones haciendo y deshaciendo, y los servicios en manos privadas ganando dinero… Y “que cada palo aguante su vela”. 

Un Gobierno que juega a esa estrategia lo que pretende es un poder que vaya más allá de la mayoría que representa. Quiere la razón del poder, no el poder de las razones. Por eso no busca el diálogo ni pretende el consenso, por ello el Parlamento se ha silenciado y se ha convertido en un muro de lamentaciones, y por dicha razón juega a lo divino y lo humano “premiando a los buenos y castigando a los malos”. El Gobierno no debería olvidar que la mayoría absoluta da más votos, no más razón.

Y en toda esta estrategia sobra el pueblo, al menos en primera línea. La sociedad de bajas expectativas es la sociedad del miedo, la del “más vale malo conocido que bueno por conocer”, y el Gobierno y sus ideólogos lo saben. En estas circunstancias la política tiene dos grandes objetivos: por un lado asustar para mantener o incrementar el miedo, y por otro tranquilizar con cuestiones puntuales que no resuelven el problema general, pero dan la sensación de seguridad. Esta estrategia es la que se ve con claridad en estos últimos días. Por un lado sigue la amenaza de los hombres del saco de negro con el anuncio de nuevos recortes, y por otro se presenta la medida tranquilizadora de ver cómo unos pocos delincuentes y criminales recibirán un castigo más prolongado para disfrute de mucha gente.

Las dos forman parten de ese mínimo común múltiplo de la política del Gobierno, y trasladan la idea de eficacia y solvencia en la contundencia de las propuestas, al margen de su resultado y de otras consecuencias que puedan producir en la sociedad. Por cierto, el Ministro de Justicia, Ruiz Gallardón ya explicó en el Parlamento su teoría sobre cómo las medidas sociales y económicas ayudarían a las mujeres a no abortar, sería interesante saber qué piensa sobre cómo pueden afectar los recortes en la educación, la precariedad laboral, el empobrecimiento de la población… en la prevención o potenciación de las conductas delictivas. 

El problema no está en las personas, pero las medidas que se están adoptando y el endurecimiento de la situación sí juegan contra las personas. El Gobierno debería saber que no es posible “cortar por lo sano” cuando no hay salud en el entorno, y que la gente se manifiesta hoy (15-9-12) por que se siente engañada, manipulada y víctima de una felonía.

Rescate y secuestro

RESCATE
Esto no hay quien lo entienda. Hasta el presente quien secuestraba a alguien después pedía un rescate a cambio de la liberación, pero con esta crisis parece que todo gira al revés. Ahora primero te secuestran, y luego, los propios secuestradores te dejan que les pidas un rescate, o que lo hagas a sus cómplices de parte suya para que puedas seguir secuestrado… Lo dicho, la realidad parece el negativo de la foto: los ricos son más ricos, los pobres más pobres, los responsables de la hecatombe (la situación es tan grave que tendría que decirse "hecatumba") reciben dinero y ayudas, en cambio, los ciudadanos pierden servicios y derechos, el paro se resuelve facilitando el despido, y la economía se estimula subiendo los precios y los impuestos… Algo huele mal, y no precisamente en Dinamarca.

Salvando las distancias, esto recuerda al tráfico de personas con fines de explotación sexual y laboral. La situación sería más o manos de este modo: Una persona tiene un problema económico y ve que tiene que adoptar decisiones difíciles para salir de él. Ante una situación como esta, decide que tiene que emigrar a otra realidad y para ello pide prestado dinero a un grupo de personas que, además, le facilitan el viaje y la documentación necesaria. Si nos damos cuenta, el escenario no es muy diferente a lo que ha pasado con España y otros países: Tenemos una situación económica crítica y queremos salir de ella para alcanzar otra realidad. Entonces un grupo de personas y mercados nos dan la documentación y nos indican los recortes que hemos de imponer, las reformas que se deben adoptar y el resto de pasos que hemos de seguir para emprender bajo su tutela el camino hacia la salida de los problemas. Y luego, cuando nos quedamos sin recursos ni capacidad para generarlos, nos prestan el dinero para poder hacer el último trayecto del viaje y dejar atrás las dificultades. 

Cuando las personas traficadas llegan al lugar de destino pensando que son libres y que pueden emprender una nueva vida, el grupo mafioso les dice que todavía no ha acabado el trayecto, y que ahora tienen que devolverle el dinero, pero con condiciones. No pueden trabajar ni ganarlo en lo que esas personas decidan, sino que tienen que trabajar para ellos, donde digan, en las circunstancias que impongan y a un interés más alto que el tipo que lo exige. De este modo, lo que era un viaje hacia la libertad y el futuro se convierte en una prisión y en una mirada al regreso como única escapatoria. Situación esta, si se fijan, no muy diferente a lo que ocurre en estos momentos con nuestro país. Después de hacer todos los ajustes y reajustes, todos los recortes y cortes, nos indican que no es suficiente y nos dan un dinero que tendremos que devolver cumpliendo las condiciones que ellos impongan. Nos dejan sin libertad para poder decidir y hacer con nuestra economía aquello que consideremos mejor para salir de la situación en la que nos encontramos. 

Es como un síndrome de Estocolmo, pero potenciado. El secuestrado no sólo se pone del lado del secuestrador, sino que, además, le pide dinero para salir a dar una vuelta, prometiéndole volver antes de las diez.

Nos han secuestrado y nos hacen pedir un rescate para poder seguir secuestrados y explotados, la otra opción es la silla eléctrica económica, eso sí, con electricidad procedente de fuentes de energías renovables.

Los tratados internacionales contra la trata y el tráfico de personas deberían incluir una nueva forma: El tráfico y trata de países con fines de explotación financiera, algo que va en aumento y que seguro que aporta tantos beneficios como los otros grandes sectores del tráfico criminal: armas, drogas y personas. Sólo que ahora en lugar de meter a las personas en contenedores o camiones, las meten en países, y los delincuentes, en lugar de llevar pasamontañas, jerséis de cuello vuelto y guantes negros, son de guante blanco.