La conversación de Rajoy con Obama en la cumbre del G-20

RAJOY-OBAMA
No se está muy seguro,   pero se  piensa que ha podido ser   Edward Snowden,   que como saben se encuentra acogido en Rusia   y puede que   no esté   muy lejos de la  cumbre del G-20, escondido en algún lugar de San Petesburgo. El caso es que se han filtrado varias conversaciones de los líderes mundiales, entre ellas la del Presidente de Estados Unidos, Barak Obama, con el Presidente del Gobierno Español, Mariano Rajoy.

Este es el documento en exclusiva de su trasncripción:

Mariano Rajoy (MR): Hello Mr. President… Yes we can!! (se le acerca con una sonrisa más de duda que de confianza)

Barak Obama (BO): Hello there. Who are you?… What´s your name? (responde con cierta sorpresa siendo consciente que tiene que ser algún presidente, dado el lugar del abordaje)

MR: Mariano…

BO: Ok, I guess that you are not María… So, what´s your name?

MR: Mariano (repite nuestro presidente con un gesto de cierta preocupación)

BO: (Ahora con un tono de ligero enfado…) I know it. You already said that your name is not María. You spoke clear, you said: Maria-no

MR: No, no, Mr. President… My name is “Mariano”. It is a spanish name: “Ma-ria-no all together”

BO: ¿Marianol Together? (De nuevo sorprendido)… De repente sonríe, se inclina hacia delante, se echa la mano derecha a la zona lumbar y dice: It sounds like Chiquito of the Calzada… “Marianoooool… no puedo, no puedo… Hooool”

MR: (Rajoy se queda pasmado, y dice) No, no, President…  don´t be confused “we always yes we can”… In Spain we say “Yes we can”… just like you, because you like us… 

The only one who says “No puedo, no puedo…” is Chiquito… He must be socialist

BO: (Obama parece no entender nada) Ok, ok… Marainoool… How is your economy?

MR: (Rajoy pone cara de satisfacción, como diciendo “esta es la mía” y le responde) Don’t ask me about the economy. I’m crazy about it… As we say in Spain “it me saca de mis casillas”

BO: (Con cara de sorpresa y enfado) Whaaaat?, I can´t believe it!! You also want to “sacar a Iker Casillas from the portería”…

(Entonces hace un gesto de afirmación y dice) “Little-houses titular”

MR: (Que no sabe como arreglarlo le contesta) Yes, yes… of course Mr “yes we can”… I told to Florentino and Ancelotti that “yes we can-sillas titular”. No doubt.

BO: Good!!, thats the way I like it…

MR: Rajoy, en cuanto oye esas palabras cree que Obama se ha puesto a cantar la canción de “KC and the Sunshine Band”, y salta: “Ahá, ahá I like it, ahá, ahá…” “Nice song Mr President”… (https://www.youtube.com/watch?v=OM7zRfHG0no)

BO: Cada vez más sorprendido le pregunta: Do you like soul music?

MR: (Feliz de haber encontrado un tema de conversación, le responde) Yes, I like to "sold" music and to buy music. What I don’t like is “piratería”…

BO: ¿Pirate… what? (de nuevo sorprendido)

MR: (Con claro gesto de tristeza) Ok Mr. President, “me piro ya…” Y conforme se va en busca de su sitio en la mesa del G-20, se gira de nuevo y le dice: “Nice to meet you!! Give my best regards to Michelle…”

Ya sentado en su sitio, cuando Barak Obama va a tomar la palabra, le hace un gesto desde el otro lado de la habitación para llamar su atención, y al mirarlo levanta el pulgar de la mano derecha y le dice guiñando un ojo… “Remember Barak, yes we can”, y le da un codazo al de al lado al tiempo que le susurra… “He is my friend”…

El error

EL ERROR
Cuando el error es una razón la imprudencia forma parte de
la conducta
.

Vivimos en una época en la que el error se entiende como
perdón
, como una especie de justificación ante un resultado negativo, cuando en
realidad lo que suele reflejar es, como mínimo, la falta de prudencia en la
responsabilidad que conlleva el ejercicio de unas determinadas funciones.
Hace
unos días hemos visto cómo el maquinista del tren Alvia accidentado en Santiago
de Compostela
actuó mal desde el punto de vista profesional (según las
informaciones conocidas), y cómo dicha acción se identifica con un error. “Me
despisté”, dice
. Y hace unas horas el Presidente del Gobierno, en unas
circunstancias en las que todo apunta a que se “sobrepasó” el límite de lo
correcto y de lo legal en la financiación de su partido, entiende que su
responsabilidad se reduce a un error respecto a la persona que lo señala a él
“sobre” los demás. “Me equivoqué”, dice.

Y curiosamente, cuando se produce este tipo de situaciones
nunca falta el apellido para denominarlo “error humano”, un apellido que suele
estar ausente cuando la prepotencia previa de las conductas que se llevan a
cabo las identifica más con lo celestial que con lo terrenal.

Errar es de humanos y herrar de herreros, eso ya lo sabemos.
El problema es cuando se utiliza el error como parte de un estrategia, como una
especie de válvula de escape para en caso de necesidad poder huir a través de
su argumento. Y eso es lo que se deduce cuando el teórico error persiste en el
tiempo
 y se hace compañero de un viaje que tiene como destino el silencio y,
curiosamente, algún tipo de beneficio personal o reconocimiento.

Desconozco los detalles de la investigación del accidente
del tren Alvia, pero en general resultaría muy extraño que un error de “despiste”
se produjera por ir circulando a 80 km/h cuando debía hacerlo a 200; lo mismo
que sería sorprendente que Rajoy se equivocara por mantener durante 20 años a
un tesorero
en el partido que en lugar de acumular beneficios en cuentas suizas,
y de entregar sobres con la puntualidad de un reloj (por supuesto suizo),
hubiera tenido deudas y hubiera pedido sobres a los altos cargos para poder
pagarlas.
Los errores como excusa no nacen tanto de la falibilidad humana como
de la voluntad,
lo mismo que el chaval o la chavala que llega más tarde de la
hora dada por sus padres y dice que se despistó, o como el estudiante que no se prepara el
examen a tiempo porque se equivocó en la planificación del estudio… Nunca
suele ocurrir lo contrario, y que sea un error el que haga volver al chaval una hora antes
del límite fijado, o terminar de preparar el examen con una
semana de antelación, es cierto que serán varios los elementos que influyen en
el resultado, pero ninguno de ellos con la suficiente intensidad como para desplazar
la voluntad de las circunstancias
generales que conducen al error y al beneficio buscado.

Por eso me sorprende que un Presidente del Gobierno pueda
resumir todo lo que se está conociendo sobre el llamado “caso Bárcenas” y la
posible financiación irregular del Partido Popular
, con un “me equivoqué”.

¿Por
qué se equivocó?… ¿Porque confiaba en que haría las cosas con más habilidad para que
no lo descubrieran?, ¿porque nunca pensó que podría llevar a cabo actividades
ilícitas?, ¿porque no pudo imaginar que si un día era descubierto hablaría
sobre todo lo realizado?…
Si quiere quedarse en ese argumento del “mi
equivoqué”, tendrá que explicar por qué y en qué se equivocó. No basta con
intentar cambiar la realidad y hacernos creer que “quien tiene un amigo tiene
un tesoro” y que “quien tiene un tesorero tiene un enemigo”
.

No debemos olvidar que el error ha surgido tras el fracaso
de la negación,
lo cual forma parte del circuito habitual de la justificación:
Negación de los hechos, asunción de un error, petición de perdón, y promesa de
que no volverá a ocurrir… Por lo menos hasta la próxima vez.

De momento el Presidente ya ha negado y ha reconocido el
error…

El error en sí no es motivo de perdón ni de imputación, son las
circunstancias que llevan a ese error las que nos dirán si se actuó con responsabilidad
o no
. El problema de los tiempos que vivimos no está en los errores del pasado
que ahora se juzgan, si no en el argumento del error que se prepara hoy para
justificar mañana lo que se está haciendo mal en la actualidad
.

La solución no es
esa, la solución es hacer las cosas bien.

El acierto del error

ACIERTO-ERROR
No debemos confundirnos, la mayoría de las decisiones que se están tomando para salir de la crisis son erróneas, pero lo que no es un error es tomar todas esas decisiones equivocadas. 

No hay que confiar en exceso en la aparente inteligencia humana ni desconfiar en demasía de la estulticia disimulada, el camino más corto entre dos puntos siempre es una línea recta, pero el más rápido entre dos momentos depende más de los obstáculos y resistencias que se sorteen que de la forma del trayecto.

Pensar que quienes están tomando estas decisiones son unos incapaces o unos ignorantes es un error. Y el problema está en que esa esla  idea que se detecta en la oposición, que de alguna manera se frota las manos pensando que su acierto está en el error de las decisiones del Gobierno. Y del mismo modo que el Gobierno acierta en su “estrategia de los errores”, la oposición se equivoca de estrategia al creer que su éxito está en acertar que las medidas del Gobierno no son correctas y en esperar.

Recuerdo cómo tras la victoria del PSOE en las elecciones generales de 2008 y la confirmación de Mariano Rajoy como líder de la oposición y del PP, muchos se las prometían muy felices y decían que Mariano Rajoy era la garantía para ganar las siguientes elecciones… Y ahí está, Rajoy de Presidente del Gobierno con mayoría “absolutista” y el PSOE en la oposición tras una serie de derrotas consecutivas a cual peor, y sin una línea clara (ni recta ni curva) para salir de la situación.

La estrategia del Gobierno y del PP no es bajar el paro, ni mejorar la sanidad, ni dar más servicios a la dependencia, ni hacer de la educación una base para el conocimiento y la convivencia… al menos no lo es en primera intención. El objetivo único del Gobierno es volver a ganar las próximas elecciones con mayoría absoluta para poder culminar su modelo de Estado y de sociedad, algo que no puede lograr en estos cuatro primeros años por más que corra. Lo demás ayudaría, pero no lo garantizaría.

El Gobierno y sus analistas no son tan torpes como para desconocer que la reforma laboral no va a mejorar la situación del paro, tampoco para no saber que la subida de impuestos y la congelación de las pensiones ahogarán más la economía y a las personas, ni para ignorar que la privatización de la sanidad conducirá a una peor salud en la población, o que la ausencia de políticas de igualdad trae más discriminación e injusticia, y mucho menos para no ser consciente de que una educación de élite llevará al analfabetismo social… El Gobierno conoce todo esto y actúa en otra dirección porque su objetivo no es la recuperación, “recuperar” es volver a un estado anterior que él desprecia y no desea. Lo que busca es instaurar un modelo de economía y poder, y por tanto de sociedad, controlado por unos pocos.

El Gobierno no se equivoca en ese objetivo, lo mismo que no se equivocó cuando dijo que iba a hacer unas cosas y luego hace otras. De hecho forma parte de su estrategia basada en tres grandes elementos:

1. Hacer responsable de todo lo “malo” que él aplica al Gobierno socialista de José Luís Rodríguez Zapatero, idea que ha calado en una gran parte de la sociedad con el apoyo de algunos medios de comunicación, y que lleva a que cuanto más dura sea la medida, más se culpabilice a “los socialistas”. Hoy por hoy, quien paga los platos rotos de la crisis sigue siendo el PSOE, no el PP que es quien practica el tiro al plato.

2. Tomar las medidas más difíciles en este momento inicial de la legislatura para al final relajar la situación, mejorar las prestaciones y salarios, y presentarse como el redentor con algo más que promesas, y de este modo ganar las elecciones sobre los logros. Es justo lo mismo que hizo Aznar en su primera legislatura cuando “por culpa de los socialistas” congeló el sueldo de los funcionarios y adoptó otras medidas económicas durante los dos primeros años, para luego corregirlas ante la proximidad de las elecciones… ¿O ya no se acuerdan?

3. Introducir una justificación moral para adoptar estas medidas: La culpa de todo está en un sistema de valores y en unas ideas que llevaron a la gente a “vivir por encima de sus posibilidades” y a creer que “todo el mundo servía para todo”… ideas y valores, por supuesto, introducidas por la izquierda. De este modo han recuperado la idea bíblica de que “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”, y mientras que los “picapiedras” contemplan el panorama desde sus mansiones de granito, el resto de la sociedad arroja sus chinas a los zapatos que han de calzarse, al tiempo que entona el “mea culpa”.

La crisis se ha convertido en un argumento para decidir y en un atajo para avanzar hacia el lugar común de una economía mundial basada en la mano libre del patrón y las manos encadenadas de los trabajadores y las trabajadoras. Es lo que vemos ya, situaciones laborales que antes eran motivo de Juzgado de Guardia hoy se ven como una “bendición” y una "suerte".

No es un error que las decisiones que se están tomando sean erróneas. Si no somos conscientes de una estrategia basada en el engaño y en la falacia que parte de un programa electoral que dice lo contrario a la política que se aplica, y que se continúa con una política que se dirige a lo contrario de lo que plantea, el futuro volverá a presentarse como una sorpresa ajena, no como la continuidad de un presente que está en nuestras manos.